Opinión

¿Cómo pagar lo que no se puede pagar?

Un hombre cuenta dinero.

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Resulta sorprendente que sean los economistas alemanes -por los que siento respeto y admiración- los que tan pobre lección han aprendido de su propia historia económica y de los pensadores que ofrecieron solución. ¿Acaso pudo Alemania pagar las cuantiosas reparaciones que la Primera Guerra Mundial le acarreó? Ciertamente, no pudo.

Fue un genial economista inglés llamado John Maynard Keynes quien, como miembro de la legación británica en la Conferencia de Paz de París, anticipó lo que podría devenir por exigir lo imposible en aquel famoso diktat de Versalles que Inglaterra, a su pesar, también rubricó. Y en verdad devino, y fue lo peor que podía suceder como todos sabemos: económicamente Alemania quebró, y encadenado a ella también gran parte del mundo que la había financiado -falliti sunt fraudatores, decoctor ergo fraudator- y, políticamente, ese mismo diktat del que tanto se enorgullecía Hitler de haber destruido punto por punto fue el que le llevó al poder.

Hubo, eso sí y en el ínterin, dos intentos de reconducir el despropósito de exigir pagar a los alemanes la impagable deuda impuesta, llamada entonces “reparaciones de guerra”: El llamado Plan Dawes, en honor a Charles Dawes -economista americano que lo diseñó- y, tras su fracaso, el Plan Young, del banquero Owen Young, se podría decir a la desesperada, cuando la intelligentzia norteamericana vió que se hundía entero el sistema financiero mundial de la época… Pero ya era demasiado tarde.

Hoy, a mis ojos con un paralelismo asombroso, el Comité Aliado de Reparaciones, actual BCE o Mecanismo Único de Supervisión o como quiera que se llame, de la mano de una política monetaria absolutamente laxa y expansiva, inyección tras inyección, trata de salvar lo insalvable: el pago íntegro de la deuda y el modelo de bienestar que tanto ha contribuido a generarla.

Esto ha llevado a la absurda, ilógica e irracional situación de tener tipos de interés negativos. Con ellos el que ahorra tiene que pagar por depositar su dinero… Y el que lo toma a préstamo va camino de cobrar por él… Siempre se ha llamado a estas situaciones el mundo al revés. Me pregunto yo, ¿no será mejor ponerse a hablar en serio de cómo se puede articular una quita de la deuda y comenzar a subir los tipos de interés? ¿De verdad es mejor seguir con la inyección y generando trampa de liquidez?

En España sabemos bien de irracionalidades, de burbujas… Hemos visto cómo lo más real y sólido a nuestros ojos se derrumbaba: el suelo y el ladrillo. Sería una verdadera pena ver cómo esa gran moneda que es el euro se hunde en la propia marea que está alimentando y, con el euro, todo el sistema financiero europeo, incapaz en su lucha contra la sinrazón de los tipos de interés negativos y en su incapacidad para racionalizar el modelo de bienestar haciéndolo sostenible para las generaciones venideras. Y ahora respondamos la pregunta que urge con referencia a Grecia: ¿cómo pagar lo que no pueden pagar? En Alemania parece que siguen diciendo: ¡tipos de interés negativos! Pero quizá sea más sensato el FMI cuando apunta a “quitas condicionadas” y tipos de interés positivos.