Opinión

La metamorfosis del piragüista

Antonio de la Rosa durante su desafío de ir en piragua por las ocho islas de las Islas Canarias.

Antonio de la Rosa durante su desafío de ir en piragua por las ocho islas de las Islas Canarias.

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Resulta difícil, en el piragüismo, describir objetivamente los parámetros que determinan un alto nivel de eficacia técnica. A fin de cuentas, lo que realmente importa es que la piragua vaya lo más rápido posible y que seamos capaces de mantener esa velocidad el mayor tiempo posible. Cualquiera que sea la distancia de competición. La condición técnica es una cualidad que se desarrolla en periodos de tiempo largos o muy largos. Hasta que el palista no alcanza, una vez que se ha culminado su desarrollo motriz, un nivel de fuerza adecuado, es complicado alcanzar un nivel técnico elevado. Y mientras llega este momento, es muy importante desarrollar, desde el piragüismo de base, los distintos aspectos de la motricidad del deportista, sus capacidades coordinativas.

Así que si somos capaces de que el deportista, alcanzada su madurez física, aúne niveles adecuados de fuerza y técnica, será también capaz de hacer avanzar más eficazmente la piragua en cada palada. Altos niveles de rendimiento físico, en palistas que han automatizado los niveles de coordinación más complejos de la técnica de kayak, permiten al deportista sentir, en la puesta a punto y las competiciones, que está en la zona (being in the zone). El palista nota, en estas fases, que cualquier movimiento realizado durante el ciclo de la palada por los distintos segmentos corporales, incide positivamente en el avance de la embarcación. El piragüista no percibe como extraños el reposapiés, el asiento o la pértiga de la pala. No resulta difícil en esta situación de plenitud motriz el sentir la embarcación deslizar sin movimientos bruscos, reduciendo de forma importante la resistencia frontal del agua. El impulso que se genera en la musculatura, fluye por los circuitos que forman los segmentos del tronco y las extremidades y es transmitido de forma eficaz a la embarcación.

Sin aparente esfuerzo, la secuenciación de contracción-relajación en las fases acuática y aérea del paleo, se ejecutan armónicamente, palada tras palada, haciendo que se cumpla el axioma fundamental de la técnica: la economía del paleo. Gastar el mínimo de energía en la búsqueda del máximo avance de la embarcación en cada palada. Puestos ya a imaginar, el estar en la zona, hace sentir al piragüista que su piragua y su pala son partes de su cuerpo. La parte distal de las extremidades superiores, ya no son las manos, sino las hojas de la pala. La cadera y las piernas se fusionan con la piragua a través del asiento y el reposapiés. Cuando el piragüista está en la zona abandona su condición humana y se metamorfosea en un ser híbrido de tejido muscular y carbono, capaz de palear a niveles óptimos de rendimiento.