Opinión

Eutanasia, ¿quién la decide?

Imagen de archivo.

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¿Quién decide el rumbo de tu vida? ¿Quién se atreve a imponer una ética igual para todos? ¿Cómo se pesa el dolor? ¿Quién lo decide? ¿Para qué?

Una mujer enferma hasta el delirio, un sin cesar de pruebas médicas son las que forman su vestimenta rutinaria, tan planchada y rígida que al levantarse no quiere ni vestirse… Un futuro incierto, con palabras esperanzadoras y otras demoledoras, puede que un pronóstico ya lanzado.

La eutanasia, esa que muchas veces es deseada y otras veces es tan repudiada, ¿es ética o no? ¿Por qué hay que decidir eso? ¿Por qué se debate ese supuesto sacrilegio en la vida cuando no tenemos la decisión de poder tirar la toalla? ¿Sabéis lo que es una enfermedad? Puede que muchos de los lectores hayan sufrido una, ¿alguien ha padecido cáncer? Puede que muchos de los que lean esto hayan triunfado en la batalla.

¿Alguien ha tenido a un ser querido enfermo de cáncer? Probablemente más de los que nos creemos lo han vivido, han sentido ese dolor de pasear junto a esa persona por el camino de la enfermedad hasta llegar un punto donde se gana o se gana para descansar.

No escribo para posicionarme, porque no puedo, no creo que en realidad nadie pueda hacerlo, precisamente, hablando desde la ética, desde el corazón. No creo que nadie tenga la certeza de lo bueno o lo malo, no creo que nadie tenga monopolio sobre la vida de los demás, no creo que nadie deba hacerlo, no creo que sea lícito, no lo creo. Sólo intento dar la posibilidad de pensar que las personas enfermas que llegan a un punto donde luchan cuando ya no hay batalla tengan la posibilidad de poder rendirse para volver a ganar, para ganar su descanso, porque se quieren ir, porque no quieren continuar, porque es tan duro decir todo esto, pero es la realidad.

Afortunadamente tenemos una naturaleza luchadora nata, aún cuando en un minuto crees que ya no quedan fuerzas para nada más, pero en el penúltimo minuto levantas con toda la fuerza que te han podido enviar lo que quiera que sea que nos dé fuerzas. El respeto hacia los demás también es eso, respetar la decisión de alguien que no quiere sufrir más, que sabe que ya no hay más resquicios donde agarrar, que le consta que alrededor están muertos de tristeza y dolor, que por mucho que haga cada día, dentro de lo que uno mismo puede hacer, llega un punto donde la vela se apagará, más despacio, más lento, más dormido, más triste, más abandonado por el cuerpo.

Al igual que el respeto a quien decide que hasta el último segundo de esta vida va a estar en este mundo, porque piensa que no es dueño de nada, queda a merced de lo que el de arriba decida y cuando lo decida, que ha llegado el momento de ir a otro sitio, incluso aquellos que ni siquiera quieren tomar opiáceos para aliviar ese castigo o lo que tenía que pasar, según quien lo mire, se acepta, se respeta, es su decisión y nadie puede violarla, es igual de valeroso y luchador que el anterior, pero no con éstas palabras se puede imaginar, hay que vivir lo que es, hay que estar cerca del que lo sufre para saber que imponer una de los dos caminos sin opción a otra es tan frío que parece irreal, los debates que oímos de la vida por encima de todo, no son reales, no es una opinión válida, no se puede decir a alguien, que es lo que realmente hacen, que luche y luche y siga hasta el final cuando sea, cuando ya no puede más, cuando no hay nada que conquistar ni tampoco decirle a aquel que pretende irse cuando el destino lo elija que pare, que no va a valer de nada, que se marche ya.

Ni una ni otra nos corresponde a nosotros juzgarlo, es un tema tan importante, personal y profundo que depende de uno mismo, no de palabrería basada en una ética de cualquiera, todos tenemos ética, cada uno a su manera, hay personas que parecían muy éticas que están en la cárcel… Ojalá sea en esta vida, sea en esta eternidad cuando la eutanasia o no, cuando las decisiones que son supremas, sagradas… sean decisión de uno mismo. Sólo digo que lo que gira alrededor de todo, es la empatía, no es válida la misma visión y sentimientos para todos.