Opinión

Semana Santa: religiosidad popular, expresión cultural

Semana Santa en Zamora.

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La Semana Santa que dentro de unos días se conmemora en toda España constituye una expresión fervorosa de religiosidad popular y exposición de un patrimonio rico, cultural y diverso.

La Semana Santa permite ilustrar un concepto integral de patrimonio cultural que engloba manifestaciones materiales e inmateriales relacionadas entre sí y un conjunto de actividades, procesos, saberes, técnicas y conocimientos transmitidos de generación en generación, que producen un sentimiento de identidad y continuidad de todas las clases sociales, creyentes y no creyentes.

Diversas fuerzas radicales tratan de socavar lo que queda aún en pie del sentido común popular, que es cristiano. Para el italiano Gramsci no era indiferente que el año estuviese jalonado por dos grandes fiestas cristianas, la Navidad y la Semana Santa. En nombre del laicismo, se trata de borrar las huellas de lo cristiano, como se ha intentado en algunos de los ayuntamientos en los que gobierna Podemos o partidos afines.

Es casi un tópico repetir que esas fiestas “han perdido su sentido religioso”. Pero no es así. Basta ver cómo se vive en millones de casas la Navidad y cómo se llenan las calles de cientos de miles de personas, que se conmueven, en Semana Santa, ante la representación del sacrificio de Cristo.

En Semana Santa hay también un fuerte ingrediente de belleza, que llega a niños, jóvenes, adultos, algo propio de lo que pertenece a la entraña del pueblo. Nadie tiene en España ese poder de convocatoria. Eso es sociedad civil y, a la vez, sentido de la religión. Su vigencia no es mérito de ningún político, ni de intelectuales, ni de los más ricos e influyentes en la sociedad, sino del pueblo llano, de la gente. Y es así, digan lo que digan los medios. La Semana Santa en nuestra Patria, de las que veinticinco de ellas han sido declaradas de Interés Turístico Internacional, ofrece unos perfiles diferenciadores desde una común tradición emocionante y popular a lo que hay que añadir un sugestivo componente turístico y gastronómico.

En Andalucía destacan el olor y color, Granada Málaga, Sevilla….

En Castilla y León se dan la mano la sobriedad y el silencio, Valladolid, Zamora, Palencia...

En la región de Murcia, es decir Salzillo, el barroco se hace pasión.

Madrid se rinde ante los pies de la procesión de Los Gitanos, donde los protagonistas son Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias.

Castilla-La Mancha cuenta con dos ciudades Patrimonio de la Humanidad: Toledo y Cuenca, cuyas Semanas Santa alcanzan el entorchado de internacional, como la Tamborrada de Hellín.

En Aragón, la ruta del tambor es también una forma sonora de celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

En la Comunidad Valenciana se asoma amar y se llama Semana Santa Marinera.

En la cornisa cantábrica tenemos desfiles procesionales de Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección en Oviedo, Gijón, la comarca de Avilés, Santander…

En el País Vasco, estas fechas tienen dos focos de atención fundamentales por lo espectacular de sus celebraciones: Balmaseda y Bilbao.

Espectacular igualmente son los disciplinantes de “los Picaos”, en la riojana San Vicente de la Somosierra.

No podemos citar todos los desfiles procesionales, pero no debemos excluir los de Zaragoza, Pamplona, Crevillente, Orihuela, Elche, Cáceres, Vivero, Ponferrada, Jerez de los Caballeros, Trujillo, la Pasión Viviente de Oliva de la Frontera, Badalona, la excepcional Passión de Cervera…. la más antigua de Europa que, con sus orígenes en el siglo XV, se convierte hoy en día en la versión moderna de las representaciones medievales…. y que, con tantas otras, dan un rotundo mentís a quienes piensan que estas fiestas han perdido su sentido.

En Palma de Mallorca desfilarán 17 procesiones y participarán hasta 3.700 cofrades. En las Islas Canarias a la belleza de sus imágenes se añade el extratipo de un clima envidiable.

Las ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla celebran también la Semana Santa: catorce desfiles en la primera y otros tantos en Melilla, donde la Inmaculada sale la Parroquia Castrense.

Como reflejo de la singularidad de estas fechas, el Jueves Santo es festivo en toda España, menos en Cataluña que este año se traslada al lunes 17 de abril.