Opinión

Suicidio socialista

El exsecretario general del PSOE y aspirante a la reelección, Pedro Sánchez, arropado por simpatizantes

El exsecretario general del PSOE y aspirante a la reelección, Pedro Sánchez, arropado por simpatizantes Efe

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Ante un tumor maligno caben dos alternativas. La primera extirparlo y la segunda asumir el destino con resignación. En esas se encuentra el PSOE. Ante la disyuntiva de asumir un destino incierto, o extirpar el mal de raíz eliminando "democráticamente" al díscolo antes de las primarias, antes de ese 21 de Mayo en el que se citarán en Madrid dos espadas en una plaza de primera.

Susana, la cara visible del golpe de la gestora, la sevillana que cuenta con el respaldo de una manada de dinosaurios que siguen sin enterarse de la extinción de su especie. Aquella cuyo reino acaba en Despeñaperros. La continuista, y Pedro, el que jamás tuvo que negar tres veces para confirmar que cada noche sueña con una España Roja que devuelva al partido a los tiempos de Largo Caballero, aunque para ello el PSOE se disuelva entre mareas, leninistas, chavistas, secesionistas e imbéciles de treinta con infinito e impropio rencor histórico en una coalición de partidos. Un nuevo Frente Popular que emule al de Febrero del 1936. Aquel que con trampas, mentiras y amenazas hizo rojo al Parlamento español.

Se ampara Pedro en 176.000 militantes como si todos fueran suyos para alzar el puño y entonar la Internacional del victimismo, pero intencionadamente olvida a los 5.424.709 de votantes del PSOE de las últimas elecciones generales a los que otorgó la capacidad de renegar de un partido socialista en el que la rosa termine siendo morada. Más de cinco millones de votos que aún convierten al partido en el segundo más votado. Un daño colateral como el de la división del partido que no conviene recordar en primarias porque en esta España irreconciliable todo vale si con ello se alcanza el soñado poder de la presidencia y se ponen en marcha la reforma de la Constitución, un Estado Federal, agrupación de las izquierdas, y el derecho a decidir de catalanes, vascos o murcianos.

Y es que entregar a los militantes la decisión de elegir al Secretario General es un error histórico por muy democrático que se nos antojen las primarias. Tan grande como que los espectadores elijan al finalista de Eurovisión. Gracias a esas primarias Zapatero se impuso a Bono y Pedro a Madina y en Eurovisión tuvimos a Chiquilicuatre.

Dicen que a Pedro Sánchez le mata la ambición y un ego infinito, y que ahora le sobran sospechosos apoyos. En poco más de 24 días ha recaudado 93.280 euros mediante un sistema crowdfunding con los que va pagando autocares y bocadillos. Todo un éxito si lo comparamos con el total de las donaciones recibidas por el PSOE en todo un año: 202.471 Euros. Y ante esa demoledora realidad económica socialista cabría considerar la expulsión de Pedro como un mal menor apoyándose en la idea de una financiación ilegal. Más le vale que ningún donativo de tinte morado aparezca entre esos donantes.

Por el momento, la dirección del partido reclama que trasvase el dinero recaudado a una cuenta de titularidad compartida y facilite el DNI de los donantes a lo que hasta ahora se había negado la candidatura sanchista. Una puerta abierta a la erradicación de un tumor y a la vuelta de los velociraptors.