Opinión

La defunción de la Sanidad Pública

La marea blanca inunda las calles de cuatro ciudades andaluzas contra los recortes en sanidad

La marea blanca inunda las calles de cuatro ciudades andaluzas contra los recortes en sanidad

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La Sanidad Pública, la más olvidada y sentenciada, la más usada y menos valorada, la que más investiga y la que menos se financia… La situación de la Sanidad es la muerte anunciada de lo más preciado que tenemos en nuestro país, la Seguridad Social, no la cuidamos, no nos revelamos por defenderla, no la sentimos ni apoyamos, sólo cuando desgraciadamente no queda mas remedio que pasar a la Sala de Rayos X a la espera de un diagnóstico, donde todo cambia, donde aquellos que sentíamos lejos los vemos de cerca como únicos salvadores de nuestra vida.

Desastrosa es la palabra para definirla, un cambio de ministra en Sanidad que parece como si no ocupara nadie el cargo, no hay mejoras, seguimos enclaustrados en lo mismo y lo peor es que lo mismo se vuelve viejo y obsoleto, se rompe, se estropea. La Comunidad de Madrid presume de una gran valorización de la Sanidad Pública, de todo lo que se invierte en ella, de ese gran plan de choque que según la presidenta de la Comunidad de Madrid, está llevando a cabo, un plan de choque que debe ser de todo excepto útil, puesto que al entrar en un gran hospital como lo es La Paz, los techos se vencen de las plantas, al entrar a otro, inmenso con una gran historia y trayectoria, el Gregorio Marañón, los pacientes se ven hacinados, ni siquiera la luz, básica en un Hospital, funciona a la perfección, un Ramón y Cajal abandonado, un Hospital es nuestra casa, aquella que permanecerá en los tiempos más difíciles, que nos ayudará y será nuestro imperio de hierro en una lucha continua por vencer, sin él no tenemos ni la oportunidad de poder intentarlo.

Dicen que poco a poco irán restaurando nuestros hospitales, y lo que vemos hasta el momento, es que en vez de eso, y de seguir una gran organización de pacientes, de contratar personal sanitario para matar esas listas de espera interminables, abren más hospitales, privados o de gestión privada. La apertura e inversión de más hospitales no cura los anteriores, los de referencia. Un Niño Jesús que sigue como antaño, un gran Hospital referencia en el país de las enfermedades de los más pequeños. Oímos a la nueva ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, decir que la defensa es más importante que la propia Sanidad.

Quizá debiera decírselo a los valientes sanitarios y médicos que dan su vida en dedicación y peligro a salvar muchas otras vidas en distintos puntos del mundo, una metralleta mata vidas, un atentado mata vidas, un despliegue en defensa necesita de vidas que salven las suyas y desde luego una metralleta no lo hará. Parece demagogo, pero el fin que queremos saber es: ¿Cuándo nos tocará? ¿Cuándo seremos la prioridad? ¿Cuándo se invertirá en nosotros, en la Sanidad? Siempre en el último puesto de la lista, todo por delante, cualquier cosa es más importante.

Vemos con ceguera algo que de seguir así terminará desapareciendo, nos pareceremos a los peor de los EE.UU., tan patético como el cambio de cantante de Vicky Larraz a Marta Sánchez en Olé Olé, un fracaso disfrazado de algo irreal, en vez de coger lo mejor. Vender la imagen de que los mejores hospitales del mundo están en otros países, como Houston, esa famosa frase que tanto daño ha hecho. ¿Tienes cáncer? Vete a Houston. Allí o aquí van a dar el mismo tratamiento, allí lo pagas, y tu habitación será una habitación exclusiva que aquí si se invirtiera en hospitales públicos se tendría una habitación decente, pero el tratamiento es igual, o experimental, si es así siempre hay un riesgo no una garantía, es eso, experimental.

Como Rocío Jurado, que tanto inspiró a los demás la esperanza de irse a Houston donde supuestamente la curarían y lo que realmente la ayudó y dio calidad de vida fue una operación, una cirugía realizada en un hospital público madrileño. ¿Por qué en vez de vender sueños de humo no fomentamos los medios e investigación aquí?

Tenemos mitificados sitios en los que parece que harán milagros, cuando aquí tenemos verdaderas joyas que se están oxidando por falta de prioridad, por falta de importancia, porque siempre hay algo más importante que la sanidad, que en definitiva es la vida de las personas. La solución no es abrir 200 hospitales nuevos e impolutos, la solución es arreglar los cimientos de la sanidad española, no se puede solapar una grieta con celofán, hay que arreglarla, si no acabará despegándose y terminando de desquebrajarse. Aún esperamos que el Gobierno se comprometa a financiar estudios contra el cáncer, la investigación fundamental que está parada. Si continuamos con esta situación terminaremos con la defunción de la Sanidad, y en ese entierro estamos todos invitados.