Las jóvenes generaciones, y algunas de mediana edad, inmersas en las nuevas tecnologías, que menosprecian la experiencia de la vida por parte de quienes les han precedido, apenas perciben la imparable masa de noticias y de acontecimientos que inunda nuestras mentes, altera nuestros ánimos y disminuye nuestras fuerzas, para dejarnos en realidad en la nada, la de o decir y de no hacer, de una sociedad impávida, sometida y manipulada.
Chema Cobo (Tarifa, Cádiz, 1952), a través de la muestra Nothing to say que la galería Miguel Marcos presenta hasta finales de este mes de marzo.
En esta exposición, se ofrece una selección de obras de reciente creación, cuyo núcleo central es la serie Nothing, destacando también Speak Spook o Words are overrated. Plasmadas en óleo sobre lienzo, a través de una pincelada fluida y precisa, gesto vehemente y un absoluto dominio del dibujo, el pintor invita al espectador a un juego intelectual en el que debe indagar el simbolismo de un planteamiento estético, de expresiones grotescas y situaciones absurdas, cuyo reflejo es la ausencia de un problema, de un hecho, de una motivación o de un efecto, aunque en nuestra cotidianidad se encuentre presente de forma implacable, pero perfectamente prescindible.
Chema Cobo desarrolla bajo el prisma de la filosofía el concepto de la nada. La ausencia o inexistencia de objetos, como habitual definición, se transforma en su nueva obra en un vacío existencial de nuestra opulenta sociedad, a través de una figuración, situada en un contexto surrealista, con el uso de una gama cromática de tonos pastel, aparentemente alegres, pero formando parte, en verdad, una nebulosa alucinógena.
El propio pintor lo expresa con diáfana claridad:
(…) Una imagen se ha devaluado a mil silencios, y este estado de catatonia es el que me interesa. Y me interesa al ser un estado de negaciones, no dramático, no poético, no bello, no sensual, intento con estos presupuestos mostrar un acontecimiento del NO-SER. (…) Buscar sentido a lo que hago, a lo que me impulsa a hacerlo día tras día y año tras año solo sería posible descubriendo o inventando palabras nuevas que lo explicara. Tal vez lo tediosamente cómico de esta situación es intentar buscar solución a un problema que ni siquiera existe.
A lo largo de su carrera artística, ha expuesto en numerosas galerías, teniendo además obra en importantes colecciones públicas y privadas, destacando el Kuntsmuseum de Berna (Suiza), la Galeria Nazionale d’Arte Contemporáneo de Roma (Italia), el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, la Frederick Waisman Collection de Los Ángeles, en EE.UU, en el Museo Reina Sofía o en la colección de arte contemporáneo de Fundació la Caixa en España.
Una muestra en la que el artista critica con su paleta fluida la constante dicotomía entre realidad y ficción; entre nuestra vivencia personal y la invención de los mass media.