Opinión

Febrero

  1. Opinión

Febrero se sacude la escarcha de Enero poco a poco. Adecenta los días para recibir a la primavera. Compra colores vivos, prohibidos durante el invierno. Febrero no pierde el tiempo porque se marchará pronto. Pero estira las tardes, regando las esquinas con luces oblicuas y anaranjadas. Enero es solo el prólogo del nuevo año.

Febrero, un capítulo prometedor, interregno de estaciones. Febrero suena a coplas de Carnaval acompañadas de guitarras, tambores y pitos de caña. Febrero de sobremesa y cafés en la calzada con amigos y conocidos. Febrero de mesa para dos, rosas rojas y vino tinto.

En Febrero se celebraban las Lupercales, fiestas de purificación, con jarras rebosantes de agua y diosas vestidas de azul. Febrero es la antesala de la Cuaresma, el vestíbulo donde se hacinan los capillitas, siempre pendientes del calendario y el clima. En Febrero nació Bécquer y se suicidó Larra. El romanticismo siempre avanza a trompicones.

Trump seguirá firmando documentos en el Despacho Oval durante este mes mientras esperamos la hecatombe en directo, sentados frente al televisor. Febrero con Marine Le Pen paseando por las playas de Francia, oteando el horizonte, dispuesta a patear refugiados “en el nombre del pueblo”. En Febrero moría Moliere. ¡Ay si resucitara y cruzara los Pirineos! Se encontraría a una infanta absuelta por amor, esposa de un futuro preso. Del palacio al talego podría titularse la sátira.

Febrero de recuerdos de exámenes parciales y apuntes amontonados en el escritorio. En Febrero habrá más libros metidos en cajas de cartón en el recibidor. Febrero derrocha alegría sin motivos. Tiene un carácter abierto. Es simpático. Será porque este mes acaba con el día de Andalucía, con niños rumbosos correteando por el patio del colegio, enarbolando banderitas verdiblancas y mordiendo molletes con aceite de oliva.