Opinión

'Manchester junto al mar'

Fotograma de Manchester frente al mar.

Fotograma de Manchester frente al mar.

  1. Opinión

Todos los años, los Oscars suelen dar relevancia a alguna producción no muy grande, de carácter independiente, y con un tono intimista. En los últimos tiempos, La habitación, Boyhood, Whiplash o Nebraska son ejemplos de este tipo de cine que compite con las grandes producciones hollywoodienses. Esta temporada le ha tocado a Manchester frente al mar ser el referente en este apartado.

Voy a empezar con una anécdota personal, y es que la primera vez que oí hablar de esta película, hace unos meses, sus buenas críticas me suscitaron gran interés por verla. En parte fue porque desde una presunción excesiva, consideré que el Manchester al que se refería el título era el británico, y claro, dado que no tiene mar, pensé que quizás se tratara de algún tipo de metáfora evocadora, o por qué no, un diálogo con Liverpool, que es la ciudad costera más cercana a Manchester. En resumen, por mi cuenta y riesgo, había sacado mis propias y erróneas conclusiones.

Como no podía ser de otra manera, y coincidiendo con el estreno español, me doy cuenta de que no van por ahí los tiros, y descubro que se trata de un film totalmente norteamericano, y que hay un Manchester en EE.UU., que por supuesto, tiene mar.

No obstante mis expectativas siguen siendo altas con un film que ha sido unánimemente bien recibido por crítica y público, y al verlo en parte se confirma, porque la película está muy bien, es sólida, con una trama bien desarrollada, y algunos momentos sobresalientes.

Me encanta el naturalismo con el que se trata la muerte de una persona. El cine siempre ha mostrado la parte melodramática y visible de la cuestión, pero no recuerdo ninguna cinta en la que se exponga de una manera tan descriptiva y veraz el hecho en sí, la recepción de la noticia, las reacciones, que no siempre son las esperadas, de los más allegados, y todos esos detalles engorrosos y materiales con sus trámites y aspectos prácticos que no queda más remedio que afrontar.

Da la sensación que el protagonista de la película, metido en su caparazón, ha decidido que su vida transcurra por una mediocre existencia, es un chapuzas sin ambición alguna, que vive de espaldas a cualquier tipo de relación humana. De hecho, ahora que vuelven a estar de moda las películas de zombies, Casey Affleck encarna un auténtico muerto viviente, que reconoce que dentro de él, en su alma, en su corazón, ya no queda nada.

El tratamiento del film es congruente de principio a fin con su propio discurso, huye de ser la típica historia iniciática de resurgimiento, y deja claro que hay cosas que no se pueden superar, hay vidas que no quieren ser vividas y sucesos que te entierran tan hondo que es imposible salir a la superficie, convirtiéndote en espectador pasivo de una vida que pasa frente a tus ojos y de la que no participas en absoluto.

Desafortunadamente, el film aunque ya he dicho que es estimable, no es perfecto. Creo que se alarga demasiado -problema común en el 99% del cine contemporáneo-, el personaje de Casey Affleck no deja lugar prácticamente a los matices, apenas hay evolución visible, y esto acaba haciendo algo plana su interpretación. Todo es tan contenido que hace dificultoso que haya una plena conexión emocional con el espectador sobre lo que está sucediendo.

En cualquier caso, película notable, un éxito que lleva acumulados muchos premios y nominaciones, una historia sosegada y veraz, de relaciones humanas y sentimientos ocultos. Es de agradecer que frente a tanto ruido y estruendo del cine actual, se trasladen a la pantalla historias como esta.

NOTA 7/10