Opinión

El corazón está en el centro

Albert Rivera, durante su intervención en el congreso de Cs.

Albert Rivera, durante su intervención en el congreso de Cs.

  1. Opinión

El pasado fin de semana se celebró en Coslada, Madrid, la IV Asamblea General de Ciudadanos. Un evento que, pese a no ser el primero de su historia, promete marcar un antes y un después en el camino que hasta ahora ha seguido la formación que preside Albert Rivera. Durante dos días, afiliados de todas las provincias trabajaron duro para votar unos textos que serán la referencia política e ideológica a seguir durante los próximos años, y que, si se aplican con convicción, consolidarán definitivamente a Ciudadanos como una opción clara para gobernar España.

Nuestro país se enfrenta desde hace años a una amplia crisis que ha puesto en jaque nuestro modelo social, económico y político. Una crisis de valores, que, a pesar de la negativa de algunos por aceptar su palpable realidad, hace que sigamos sumergidos en ese océano de incertidumbre que amaina nuestras fuerzas y ensombrece nuestro día a día como nación. Ampliando miras, podemos extrapolar esta misma problemática social a un considerable número de países que forman parte de la Unión Europea. Y la consecuencia directa del inmovilismo de nuestra clase política durante tanto tiempo no ha sido otra que el auge de los populismos colindantes ideológicamente, que no han hecho más que confundir y engatusar a una Europa que, lejos de sentirse representada por sus dirigentes, necesita una serie de cambios serenos pero efectivos.

Los nuevos textos aprobados tras la Asamblea General muestran el concepto ideológico con el cual Ciudadanos quiere llegar a conquistar a una sociedad civil desencantada. Reafirmándose como liberales en lo económico y progresistas en lo social, los naranjas conciben el centro político como parte vital de su ADN. Rivera y los suyos tienen por delante muchas horas de trabajo si quieren llegar a repercutir políticamente en una sociedad en la que la polarización sigue vigente por el empuje que ejercen aquellos oportunistas que, basados en sus propios intereses, avivan una forma de hacer política rencorosa y sensacionalista. Explicar un proyecto liberal, progresista y moderado no es fácil cuando otros reabren viejas y dolorosas heridas que hace tiempo debieron cicatrizar y que imposibilitan el paso al frente que necesita dar España.

En un corto pero convulso periodo de tiempo, Ciudadanos debió asumir el timón de determinados conflictos de poderosa enjundia sin estar preparados políticamente para ello, pues de ser un partido con una pequeña representación a nivel autonómico, con estatutos y líneas de acción política orientados a Cataluña, los naranjas pasaron a ser una opción de talla nacional, cosechando en los últimos procesos electorales una amplia representación a lo largo de toda la geografía española. Ahora, tras ratificar la tarea encomendada por los españoles, Ciudadanos ha desarrollado un proyecto concreto con vistas a plantar cara a la crisis que nos acecha. La ejecutiva tiene ahora la oportunidad de transmitir directamente y a viva voz una idea que de seguro no disgustará a los que la escuchen.

Hemos de tener claro que el centrismo y la moderación no han de ser jamás sinónimos de falta de contundencia. A la hora de llevar a cabo sus políticas, Ciudadanos debe mostrarse consecuente con su ideario y no renunciar a él. Sus nuevos valores aceptan la libertad individual como condición sine qua non para alcanzar el éxito social que para otros grupos políticos parece no ser primordial.

La lucha por la libertad ha de pasar obligatoriamente por frenar a aquellos que ansían menguarla. Así, la extirpación del germen separatista y el rechazo a las políticas absolutistas deben convertirse en una de las principales prioridades de Albert Rivera y su equipo, pues no olvidemos que para eso nacieron.

El Estado de bienestar se encuentra en grave peligro a causa de los que dicen querer mejorarlo. Ciudadanos deberá luchar durante los próximos años por conservarlo y enriquecerlo, tomando siempre conciencia de la limitación del mismo, rechazando medidas seductoras pero tremendamente disparatadas, como la renta mínima, cuyo inicio de trámite aprobó el Congreso gracias al apoyo de grupos cuya política ha sido -y seguirá siendo- puro teatro.

Durante todo este tiempo, muchos han acusado a Ciudadanos de no tener una significación política clara. Sin embargo, el concepto de centro político está definido y vigente, habiendo cosechado ya numerosos éxitos en Europa. Estoy en el convencimiento de que seguirá aglutinando a miembros de la sociedad civil que desean que lo liberal no se relacione con el conservadurismo, ni que el progreso social vaya ligado directamente a la mal planteada socialdemocracia.

El centrismo lleva años trabajando por ganarse un hueco en el mapa político español, y por fin lo ha conseguido. Hoy, Ciudadanos abandera un planteamiento con el que cada vez más españoles se sienten identificados. El corazón de dicha ideología late vigorosamente, dilatando poco a poco un espacio que muchos creían cerrado.

Hay idea, hay equipo y hay intención. Ahora, solo falta afinar la orquesta para que la melodía se escuche en cada rincón de nuestro país.