REFLEXIONES

¡Ay la armonización fiscal!

Bancos españoles.

Bancos españoles. EFE

  1. Opinión

El irreflexivo y añejo café para todos ha degenerado en la insufrible amalgama de los 2+15+2 reinos de taifas y el mejor camino para paliar sus insufribles consecuencias que se les ocurre a nuestros próceres territoriales es el de la armonización fiscal. Sin reparar en que si es algo el sistema de las autonomías -dejando aparte la educación que no debió autonomizarse- lo es por el lado de la fiscalidad, por la que cada perro se lame su culo.

Sin mencionar la ausencia de los correspondientes al primer 2 del párrafo anterior, el martes, una gran parte de los presidentes autonómicos abogaron por esa no explicada armonización fiscal. Pero nada o poco trataron sobre las correlativas armonizaciones de la gestión, de la interdicción de la duplicidad o triplicidad de órganos para las mismas funciones, de las garantías, de …, de … En definitiva, de la armonización fiscal por abajo en lugar de su infinidad por arriba.

Han leído y han oído sobre casos concretos de sus ciudadanos, en los que han tenido que renunciar a herencias humildes al no poder pagar el impuesto de sucesiones y, sin reparar en que ya se ha tributado por el haber sucesorio en los múltiples conceptos que asolan el laberinto fiscal de España (IRPF, Patrimonio, Sociedades, Transmisiones Patrimoniales y otros variadísimos especiales), lo único que se les ocurre es decir que Madrid es un paraíso fiscal. Como el Reino Unido del brexit amenazante de Mrs. May, vamos. Lo hacen a voces la presidenta andaluza y su correspondiente valenciano y con la boca pequeña los populares gallego y castellano-leonés, los que parece que necesitan esquilmar un poco más a sus ciudadanos, incluidos los que les votan. ¡Allá ellos!