CINE

'Comanchería'

Fotograma de la película.

Fotograma de la película.

  1. Opinión

Pocas veces he visto tanto entusiasmo y unanimidad en la crítica, y es que parece no haber discrepancia alguna en considerar que Comanchería es una de las películas del 2016, una de esas obras aparentemente humilde, discreta, pero que poco a poco, y con el único mérito de su calidad, se convierte en ese film inesperado que gusta a la mayoría y que a todos nos cae bien. Podemos considerarla, la sorpresa del año.

Sin embargo, creo que a Comanchería le acompaña en su buena estrella un contexto, un ambiente propicio, que a sus indudables méritos cinematográficos, le añade una simpatía generalizada.

Por un lado, este film, y sobre todo su paisaje real y discursivo, permite explicar, -sin tener que entrar en engorrosos análisis, que siempre obligan a dedicar tiempo a la materia- el por qué Donald Trump es el próximo presidente de EE.UU. Basta con ver a los personajes de esta película, para poder explicar lo inexplicable a través de esa América profunda, no retratada en exceso por el cine, pero si lo suficiente para que tampoco nos debiera impactar tanto.

Por otro lado, nos muestra esta verdad universal impuesta, muy de moda e incontrovertible que dice que los bancos son lo peor, y que los que los atracan no son más que pobres víctimas cuyos medios están más que justificados aunque puedan llevarse a alguien por delante. Aunque suene grueso, yo creo que la mayoría de la gente lo comparte, le hace gracia y le resulta simpático. A mí no.

Hasta aquí mi dosis sociológica sobre Norteamérica y los hechos fílmicos, que curiosamente son puestos en escena por un director británico, David MacKenzie. Por cierto, de este cineasta tengo que decir que guardo un gratísimo recuerdo de una de sus películas, la poco conocida Perfect Sense (2011), film que si bien no tiene nada que ver ni en estilo ni temática con el que nos ocupa, aprovecho para recomendarlo con vehemencia, por su originalidad y el impacto que me causó.

Comanchería es un western moderno, respetuoso con la tradición, y esto ya de por si está bien, ya que nunca ha habido nada tan inherente al mejor cine clásico como unos ladrones de bancos, perseguidos por sheriffs atravesando paisajes tejanos. Todo evoca a gran cine.

Lamentablemente, no estamos en esa época dorada del cine, y MacKenzie tampoco aspira a resucitar a John Ford o Howard Hawks. Él más bien ha partido de referencias más modernas, como Sam Peckinpah, y contemporáneas como el universo de los hermanos Coen, (sobre todo veo muchos puntos de conexión con Fargo o No es país para viejos) y para confirmarlo tiene al Gran Lebowski (Jeff Bridgest) como protagonista.

Aunque nada se me presenta como revelador o único, hay que reconocer que todo en esta película está bien ensamblado. Todas sus referencias están aplicadas de la mejor forma posible, con una trama que se sigue con agrado, algunas buenas dosis de emoción, el muy eficaz perfilado de sus personajes, y un ambiente, un paisaje, que se apodera de la historia y sus protagonistas.

Buena película, que unirá en la sala al cinéfilo más sesudo con el palomitero menos exigente, pero que quedarán unidos por el valor imperecedero de las buenas películas, y lo que las unen, eso tan evidente, pero al parecer tan difícil de encontrar en el cine reciente, como es una buena historia y unos buenos personajes.

NOTA 8/10