REFLEXIONES

Las nuevas tendencias simbióticas

Pablo Iglesias en el cierre de campaña de Unidos Podemos.

Pablo Iglesias en el cierre de campaña de Unidos Podemos. Reuters

  1. Opinión

Cerramos el 2016 con el plano político Nacional y el plano político Autonómico basado en Partidos Constitucionalistas, Partidos Nacionalistas y Partidos generados por “simbiosis de agrupaciones”.

Agrupaciones “reconocidas y registradas” por la inutilización del control registral de las mismas por parte del Ministerio del Interior; cualquier cosa era buena con tal de evitar que dichos movimientos tomasen posesión de la calle.

La simbiosis es una “interrelación entre seres vivos de distinta especie, con el fin de obtener algún beneficio de esta unión”.

Las dos más famosas, políticamente hablando, son, la simbiosis de la marca dominante Podemos con todas las “mareas”, “ahoras” y “sucedáneos de las mismas” y la simbiosis escandalosamente fructífera de Podemos con Izquierda Unida.

Todos los libros de ciencias deberían incluir un capítulo dedicado al sistema “simbiótico” utilizado por estos catedráticos del aprovechamiento natural de las minorías.

Simplemente habría que preguntarse cuántos escaños hubieran conseguido si se hubieran presentado de forma independiente, cada uno de esos movimientos sociales conocidos popularmente como “adelante”, “mareas”, “ahoras”...

Esas famosas simbiosis han conseguido escaños, asignaciones económicas, servicios “oficiales”, dietas y kilometraje mareantes, renacimiento del nepotismo hipócrita, prebendas a elección del consumidor... y como consecuencia de todo ello ha aparecido “un pueblo de aduladores” en busca del sostén diario facilón.

Movimientos asamblearios, primarias de muchos “pobres”, elementos necesarios para encumbrar a unos cuantos listos.

Unidos Podemos es la simbiosis perfecta de los que tienen hambre con los que tienen la ideología”, por eso se dice: “Si quieres comer empuja el carro”... y “si quieres ser rico, súbete al carro y grita”.

En resumen, no es más listo el que trabaja sino, como dice el refrán, “quien a buen árbol se arrima... buena sombra le cobija”.