Por Juan Fernando Ramón Sánchez
Que tremenda alegría produce el saber que los sindicatos siguen luchando por los intereses de los trabajadores, en un tiempo en el que brillan por su ausencia las noticias referentes a la actividad sindical.
Tras la resaca de las tarjetas black, de las comidas de marisco y de las representaciones en algunos consejos de dirección de alguna Caja de ahorros más que otra, parece que los sindicatos dirigen de nuevo la vista del lugar donde nunca debieron de apartarla, es decir, de la lucha por los derechos de los trabajadores.
Esa es la impresión que da el hecho de conocer que al menos en el Área de Salud de Mérida, las centrales sindicales han dado un puñetazo en la mesa y solicitaron el cese del Equipo Directivo debido a que su gestión no es compatible con el derecho a descansar que tienen los trabajadores de esa área de salud, quienes tras comprobar que el año termina y tienen días pendientes de descanso, acumulados por sus jornadas de trabajo y tras prometerles que librarían, finalmente les manifiestan que no hay dinero para contratación ya que han superado el techo de gasto y que verdes las han segado. Esta situación además de kafkiana parece una tomadura de pelo, primero te ofrezco la zanahoria y luego de te doy el palo.
Debido a las diferentes gestiones en las áreas de salud del SES, da la impresión que son pequeños reinos de taifas, donde se gobierna a golpe de ocurrencia. Me consta saber que, en algunos servicios del Hospital de Mérida, sus trabajadores solicitan los días con el método expeditivo de introducir la petición por debajo de la puerta del despacho del Supervisor para a continuación tener que llamar en reiteradas ocasiones para comprobar si la autoridad ha tenido a bien conceder el descanso en las fechas solicitadas, todo un poema en la era de las comunicaciones digitales.
Me temo que esto es la punta del iceberg, porque recientemente en la Asamblea de Extremadura la oposición en bloque aprobó una propuesta de impulso para reclamar a la Junta de Extremadura un proyecto de ley para despolitizar y profesionalizar la gestión sanitaria en Extremadura, así que el que tenga oídos para oír que oiga, como dijo aquél.
Nunca he entendido que se deriven enfermos a la sanidad privada para ser intervenidos por médicos de la sanidad pública haciendo horas extras, cuando se podría realizar en la pública, pero doctores tiene la Iglesia, el caso es que el techo de gasto sube a la par que bajan los derechos, en algo nos debemos de estar equivocando.