Opinión

Populismo y democracia

La trampa de Trump

La trampa de Trump

  1. Opinión

Por Sergio Pozas Iglesias

Con ocasión de la reciente elección de Donald Trump como Presidente de los EEUU de América, en el contexto de las reacciones suscitadas ante dicho resultado electoral, se ha pronunciado Pablo Iglesias en respuesta a Albert Rivera, que unas horas antes había calificado al magnate norteamericano de populista, de lo que infería que su nombramiento había sido del agrado del Secretario General de Podemos.

Si por populismo entendemos aquella ideología política que trata de ofrecer soluciones simplistas a problemas complejos en una situación de crisis e incertidumbre, terreno abonado para el florecimiento de este tipo de movimientos, la definición de Rivera no pudo ser más acertada, ya que dicho calificativo puede ser de aplicación tanto a Trump como a Iglesias así como a muchos otros actores que se están consolidando en el escenario político europeo siguiendo algunos la estela de movimientos ya consolidados en América Latina, muchos de los cuales han comenzado su declive, aunque dejando tras de sí un escenario de corrupción política, desestructuración social y decaimiento económico.

Una vez adquirida la condición de Presidente electo el discurso de Donald Trump parece haberse moderado. Ello, unido a que el sistema constitucional norteamericano se caracteriza por el eficaz mecanismo de cheks and balances, lo que puede traducirse como pesos y contrapesos, con origen en la desconfianza que guió a los padres fundadores, y que ha preservado la democracia norteamericana de la tiranía, contribuye a restringir el margen de acción del Presidente.

El mayor riesgo que representa Trump no es que pueda arrastar al mundo a una crisis militar de consecuencias impredecibles fruto de un repentino arrebato, lo que no resulta posible por la necesaria intervención de otros actores que intervienen en la toma de decisiones a distintos niveles, tales como el Congreso. Por el contrario, es en el ámbito económico donde podemos vislumbrar negativas consecuencias derivadas de la aplicación de las recetas económicas que Trump ha mencionado en campaña.

Es evidente que no puede establecerse una equiparación absoluta entre lo que representan Podemos y Donald Trump pero no es menos cierto que ambos se nutren de una situación de crisis económica, desafección política y crítica a lo que en España denominamos clase política y en Estados Unidos se identifica con el término establishment, que en la terminología empleada por Podemos equivale a casta, término que lleva implícita una evidente carga semántica despectiva.

En consonancia con lo declarado por Albert Rivera algunas de las medidas económicas propuestas por Trump no están lejos del ideario económico de Podemos.

Así, tanto Trump como Iglesias mantienen en materia económica una actitud proteccionista y son contrarios al Tratado de Libre Comercio de EE.UU. con Europa. En dicha línea, Trump ha amenazado con establecer aranceles comerciales contra México y China, el tercero y segundo socio comercial de EEUU, así como con renegociar y cancelar diferentes pactos comerciales si considera que no se pliegan a los intereses estadounidenses con el evidente riesgo de desencadenar una guerra comercial que repercutiría, sin duda, en la economía global.

Por su parte, Pablo Iglesias ha afirmado que el Tratado de Libre Comercio Europa-Estados Unidos pretende vender nuestra soberanía, lo que no hace sino demostrar que ambos coinciden en propiciar un nacionalismo económico.

El magnate ha prometido financiar con un billón de dólares la ejecución de obras e infraestructuras públicas durante su mandato mientras que Podemos, pese a que en su último programa no estableció una cifra concreta, sí propuso un incremento del gasto en la realización de todo tipo de obras públicas. Esta medida, sin un adecuado control del gasto daría lugar a un incremento del déficit público.

Donald Trump ha propuesto una reestructuración de la deuda pública, lo que podría afectar a la credibilidad del país entre los inversionistas. Idéntica medida, aunque actualmente suavizada por puro tacticismo electoral, se encuentra presente desde su fundación en el ideario económico de Podemos.

Incluso en materia de política monetaria es coincidente la postura de ambos. Así, Trump ha cuestionado los beneficios de un dolar fuerte al tiempo que Iglesias ha apostado en ocasiones por una devaluación del euro, añorando épocas en que los Estados que integran la Unión Europea, con la excepción de Gran Bretaña, gozaban de soberanía en esta materia, residenciada ahora en el Banco Central Europeo. La filosofía de ambos en este campo es idéntica: una devaluación monetaria favorecería la competitividad de las empresas nacionales e impulsaría las exportaciones.

Por ello, en ocasiones, no es suficiente para explicar los fenómenos políticos la dicotomía izquierda-derecha sino que hay que acudir a conceptos que, como el populismo, pueden impregnar ambas franjas ideológicas.