Opinión

El sistema educativo de nuestro país es un éxito

Escolares.

Escolares. EFE

  1. Opinión

Por Félix Jacinto Alonso Holguín, @AlonsoHolguinFJ

El debate sobre el sistema educativo español lleva ya muchos años en candente actualidad. La formación de las nuevas generaciones de escolares son la garantía del futuro del país. Voy a hacer la afirmación sobre el resto de este artículo.

Nací en 1970, por lo tanto, soy de la época de la Educación General Básica -EGB-. Ese tiempo donde nuestros maestros eran doña Isabel -en primer curso-, don José Antonio -en segundo curso-, don Clemente -en tercer curso-, así una muestra de respeto, admiración y cariño por sus desvelos para enseñar conocimientos. Sí, sí, llamábamos de don o doña a los maestros y profesores que teníamos. La principal enseñanza era la educación.

Surgieron los primeros movimientos de estudiantes durante el instituto, que recuerde: la huelga contra la reforma del ministro del PSOE Maravall. Acudí a dos manifestaciones en Valladolid. En una de ellas, con mi amigo Fernando Centeno, hoy médico, vimos a un joven de 30 años al menos; portaba barba y megáfono con una pegatina arengando a la masa estudiantil al pie de la catedral. Una de las pegatinas era de la CNT, curiosamente. Dado que era una convocatoria de estudiantes, me dirigí a él para preguntar una de las múltiples dudas que me asaltaban:

-Oiga, oiga, puedo hacer una pregunta -él me miró y respondió que sí, separando su boca del micrófono-. Si esto es una huelga de estudiantes del instituto, ¿usted en cuál está?

-En ninguno, camarada… yo vengo para apoyaros y dirigiros correctamente en la manifestación y en vuestras reivindicaciones…

-Gracias, señor, gracias… -respondí con educación, evitando coleguear con el manipulador, según dijo él.

Fernando y yo nos alejamos de esa manifestación: nosotros no íbamos a eso. Por primera vez, pude ver los hilos de gente que manejaba a su antojo a otro grupo. Personas preparadas, con medios, sabiendo cómo influir en otros y dirigir según sus propias ideologías hacia una meta siniestra, opaca para la mayoría.

Mi hijo está cursando estudios de educación primaria en la actualidad. Apenas empezó en el colegio público de Madrid, algunos de los profesores dieron ellos por vestirse de camiseta verde, con letras blancas, donde abogan por una enseñanza pública de calidad; al parecer no de cantidad ya que, muy a menudo convocan manifestaciones, algaradas y jornadas informativas. Curioso me parece su deseo de comunicarnos sus reivindicaciones cuando, desde que nos levantamos de la cama, llegan todas las noticias a nuestro bolsillo. Eso sí, ellos -algunos- tienen problemas para manejar a 25 niños, colocar correctamente sus manos en una flauta o mediar para formar dos equipos de fútbol.

La formación ha mejorado, los medios técnicos y tecnológicos también. Antes con un megáfono se lanzaban los mensajes; ahora, con un aparato que cabe en la palma de la mano, cuya función secundaria es realizar comunicación por voz, vuelan mensajes, lemas y fotografías de un lado a otro del mundo, de todo el mundo. Tanto ha cambiado España que, actualmente, muchos de los hijos de mis vecinos usan mejores teléfonos móviles que sus padres, antes de alcanzar los 14 años de edad.

Es curioso cuando, miramos el currículum de los nuevos políticos, la mayoría provienen de la universidad; gracias al progreso mi tía Concha puede ir a la universidad -de mayores- con una ilusión desbordante. Esos grupos de estudiantes formados en España forjan parte de todos los partidos políticos del arco parlamentario. Algunos se han integrado en formaciones ya consolidadas; otros tienen nuevas iniciativas, proyectos, pero con sabor a rancio y viejo.

Ellos son unos genios, en parte por la formación recibida, de otro lado por el ejemplo de sus padres. Recuerdo a alguno que, a la corta edad de 23 años, es capaz de comprar un piso sin tener un sueldo fijo y con una beca, cuyo importe es inferior a la cuota de la hipoteca. Al conocer su error, vende el piso y gana treinta mil euros en la operación; ha manifestado menos, tras pagar impuestos, utilizó el resultante -diecinueve mil euros- en pagar un máster de la universidad y comprar un portátil. ¡Cáscaras con el portátil!

Otros tipos de ese movimiento político han conseguido hazañas tremendas. Por ejemplo, obtener financiación de un país islámico para programas de televisión; aunque ellos defiendan a personas con tendencias sexuales, que en aquél país suelen ahorcar; establecer con dirigentes políticos de un país y estar allí a cuerpo de Presidente -obvio no decir Rey, que eso no les mola-; decir que un terrorista es un hombre de paz, aun sabiendo las hazañas del grupo y del individuo... todo eso convence a ciudadanos de aquí para que voten y apoyen sus proyectos. Es más, sus correligionarios lanzan veladas amenazas contra otras personas que, tiempo atrás, fueron amigos.

Tanto estudiar y luego dicen que la educación sigue un modelo fracasado en España… ¡son unos cracks! Confirmo: el sistema educativo de nuestro país es un éxito.