Opinión

Brumario

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Por César Sampedro, doctor en Historia.

Brumario. Se acerca el 9 de noviembre, 18 de Brumario en el calendario que instauraron los revolucionarios franceses. Como no pude predecir aquí que, después de hablar del juramento de la pelota de los militantes socialistas, unidos en defensa del voto por afiliado y de las primarias, vendría el Termidor, y tras él la instauración del Directorio. Me dicen algunos amigos que no abuse de las extrapolaciones, pero a veces la Historia es tan caprichosa que se repite en algunas de sus formas, aunque sea en escenarios muy diversos.

La Gestora socialista sucedió a Sánchez, investida con plenos poderes fuera de los mandamientos estatuarios, a la manera que el Directorio de Barras y Carnot anulara la República jacobina. Rodríguez Ibarra predica ahora contra el mal de las primarias. Los militantes socialistas andan perdidos, desnortados y en un estado de incomprensión. Piden la celebración de un congreso en asambleas celebradas por toda España.

Mientras, Rajoy ya es presidente. Mariano ha sucedido a Rajoy con un gobierno continuista y conservador. Más de lo mismo. Algunos diputados socialistas defienden la hipótesis de hacer oposición desde el Parlamento, pero la situación es muy complicada, una vez constituido, el gobierno tiene la sartén por el mango.

Lo explicaba hace unos días muy bien Enric Juliana, director de La Vanguardia: "Desde el Parlamento se puede ejercer un cierto control del Gobierno, se le puede criticar, se le puede desgastar, se le puede marear y se le puede tumbar, si la oposición suma más de la mitad de los votos y se pone de acuerdo en un candidato alternativo. La idea de un Gobierno totalmente en manos del Parlamento, sin embargo, no es realista. Es una mentira piadosa. El sistema político español se basa en una notable fortaleza del poder ejecutivo. El Gobierno manda, aunque esté con el agua hasta el cuello en la Carrera de San Jerónimo”.

Rajoy ha ofrecido diálogo en su discurso de investidura, algo que es más retórico que real, habida cuenta de la presentación de su nuevo/viejo gobierno. Ni una cartera para Ciudadanos, sus socios eventuales. Es capaz de torear al ciudadano Rivera, quien exagera en su esfuerzo para sacar más rentabilidad de los posible a su acuerdo con el PP. Albert ha llegado a interpretar el pacto de Las 150 medidas para mejorar España como si Rajoy le hubiera comprado su programa. Pero el ahora presidente sigue con lo suyo, impertérrito, creo que sólo hará alguna concesión como brindis al sol. Tiene en su mano el poder de convocar elecciones a partir de mayo, que como no ha dejado de esgrimir a la manera de una amenaza, le beneficiaría a él.

El PSOE necesita tiempo para cerrar heridas, es cierto, pero también un capitán que ponga rumbo hacia alguna parte. La Gestora se plantea conjurar definitivamente la vuelta de Pedro Sánchez, para lo que no dudará en aplazar la convocatoria de un congreso todo lo que pueda. Me dicen que hasta de año o año y medio. El PSOE de Susana reza a la Virgen de la Esperanza de Triana, barrio de la dirigente andaluza, para que nada se mueva. Mientras, Borrell explica la situación mejor que nadie cada vez que aparece. Éste será el último Congreso en el PSOE para evitar la irrelevancia, ha afirmado. Y me temo que es así. Lo dicho, se acerca Brumario.