Opinión

Nuestra incierta vida política

Los diputados del grupo socialista aplauden al término de la intervención de Antonio Hernando.

Los diputados del grupo socialista aplauden al término de la intervención de Antonio Hernando. Efe

  1. Opinión

Por Juan Fernando Ramón Sánchez

Desde que así lo determinara Aristóteles, sabemos que no es posible que una misma cosa sea y no sea a un mismo tiempo, añadiendo que no era posible demostrar este principio, si bien era fácilmente refutable.

Aunque ha llovido bastante desde que el sabio de Estagira nos legara su metafísica, parece que la actualidad política, la cual unas veces nos da champán y la más de las veces cazalla, parece obstinada en demostrar que se puede ser y no ser al mismo tiempo.

De bruces nos topamos con la tendencia suicida mostrada por el Partido, más partido hoy en día que nunca, Socialista Obrero Español. A pesar de que ocasione dispepsia a quienes nos agrada pensar, aunque sólo sea de vez en cuando, por mucho que lo analicemos parece que estamos ante un proceso de involución de toda una sociedad.

Hemos podido escuchar las entelequias del nuevo portavoz del PSOE, Antonio Hernando, para justificar la abstención de su partido y así promover y facilitar la investidura de quien no hace mucho apostataban y ahora consideran chivo expiatorio. El señor Hernando con su diametral cambio de discurso político hace patente lo que el genial Groucho Marx puso de manifiesto al afirmar “estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.

La realidad en ese afán cotidiano de superar la ficción, nos muestra su lado más amargo cuando observamos a dos grupos políticos diametralmente opuestos en el arco parlamentario caminar de la mano mientras de fondo se oyen las voces de padres y estudiantes manifestándose por la entrada en vigor de la séptima ley de educación de un país, que nos guste o no, está a la cabeza en lo que a corrupción se refiere según nos señalan desde la Comisión Europea, donde los recortes hicieron mella en sanidad, educación y en nuestros pensionistas, en un país donde el endeudamiento crece a pasos agigantados al igual que la pobreza, las tasas de paro, las de abandono escolar, donde muchas familias tienen que hacer malabarismo para llegar a fin de mes, en donde muchos trabajadores tendrán que cotizar hasta los 67 años para llegar a una incierta jubilación que carece de hucha de pensiones .

Con este desolador panorama se dispensan el abrazo del oso, dos partidos con políticas sociales irreconciliables, aunque compartan la corrupción en sus filas. Lo más triste de toda esta situación es que nos han tenido durante trescientos días al menos, mareándonos de un lado para otro, citándonos hasta en dos ocasiones para depositar el apreciado voto en la urna con la esperanza de votar opciones distintas, si bien la realidad nos muestra lo contrario, pues la política es el arte de engañar, Maquiavelo dixit.