Ignorar, despreciar y aprovecharse de la identidad nacional

Imagen de archivo de la Diada de 2012.

Imagen de archivo de la Diada de 2012. Efe

Por Ángel Alonso Pachón

Bailar al son de las redes sociales, sin personalidad y vendiendo los principios por dinero fácil, es el vergonzoso panorama de la actualidad.

Algunos, no tan pocos, que tienen -por profesión- la obligación de transmitir la realidad diaria con objetividad y respeto a la legalidad vigente, aprovechando que la pasta pasa por las redes, aparcan la ética profesional por miedo a perder oyentes, lectores pagadores.

La libertad, único don enraizado en el individuo, da para todo, incluso para ir contra corriente… Lo que no da la libertad es el derecho a pisar la legalidad, la cultura tradicional de un pueblo, los símbolos establecidos como expresión de identidad nacional y la utilización de los medios para gasear al que piensa distinto o al que, enfermo, sueña con ser feliz.

La libertad, la auténtica libertad, dispone de todas las instituciones para proponer ideas, proyectos, cambios y hasta la guerra… Respetar, eso es ser libre, despreciarlo es ser “profeta hipócrita y aprovechado de su propia realidad”.

Todos estos que juegan a lo fácil, como es ignorar los símbolos, anular las fiestas, quitar banderas y ausentarse de la convivencia festiva nacional… todos estos, cobran de unas estructuras que todos pagamos…

Son ¡tan valientes!, que no son capaces de lanzarse al monte, renunciando al pragmatismo de derechas, el de las remuneraciones sustanciosas, el de las dietas sin justificar, el de las prebendas electorales. ¡Renunciar… renunciar a todo ello! por Dios, ¡si es lo único bueno que tiene la derecha equidistante y la izquierda social!

Cada amanecer nos hace ver más claro que España está rodeada de mares y ocupada por muchos aprovechados. Para todos ellos, las banderas sirven, simplemente, para dar sombra y las credenciales parlamentarias y consistoriales para cobrar a final de mes.

¡Manda huevos!, ¡la cara que tienen algunos!