El largo adiós

Pedro Sánchez, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.

Pedro Sánchez, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Efe

Por Félix Jacinto Alonso Holguín

El título de esta columna obedece a uno de los lugres más emblemáticos de Valladolid. Coloquialmente se conoce como El Cafetín y está situado junto a la catedral católica de la ciudad, el edificio es obra de Juan de Herrera. El largo adiós simboliza un barco que se va alejando de la orilla. Se desconoce el rumbo que tiene; de hecho, una de las principales pruebas del sentido algo esférico e irregular del planeta Tierra es la desaparición paulatina de los buques a la vista desde el puerto. ¿No has hecho nunca la prueba con una pelota o un huevo? Será que ya no hiciste Educación General Básica -la E.G.B.-. Yo he sobrevivido a ella... un poco.

La decoración de El Cafetín era algo bohemia con mesas de mármol, sillas de madera en color marrón muy oscuro; el suelo ajedrezado en blanco y negro. Además, había un pilar en el centro, que por capricho del arquitecto al diseñar el edificio servía tanto para un momento de reposo y como para algún que otro tropezón.

Hace algunos años nos sentábamos en la puerta a charlar durante los fines de semana. Era una comunidad uniforme de intereses y ocio, es decir, cervezas y cigarrillos. De vez en cuando, pasaba un muchacho pidiendo:

-Pelas para tabaco... pelas para cervezas...

Las personas allí sentadas soltábamos unas pesetas. Al poco tiempo, circulaba una botella de litro de cerveza; al rato, pasaba un paquete de tabaco. Todo ello en una armonía muy democrática. La cerveza iba, venía y se quedaba; los pitillos de igual manera. Cuando tus intereses o aburrimiento cambiaban, pillabas un par de cigarrillos y te pirabas del lugar y te ibas. La mayoría levantaba la cabeza, la mano y algunos -como doctos jugadores de mus- arqueaban las cejas en señal de despedida.

El largo adiós continúa hoy junto a la catedral. Por la misma época, detrás del Teatro Calderón, junto al Arzobispado, se encontraba un local llamado Kaos. Ambos han evolucionado con el tiempo. El Cafetín cuenta con una hermosa terraza y ya no hay que sentarse en el suelo junto al edificio; el otro se ha convertido en la pastelería El Bombón, regentado por Elena Martín y su esposo Paco, cigaleña y buena persona, donde se degustan las mejores 'raquetas' del orbe conocido.

Los partidos políticos en España se parecen al Cafetín en algunas de sus costumbres. Hemos asistido últimamente a la despedida y cierre de Pedro Sánchez, doctorado en el “No es no” en el Congreso de los Diputados. Este hombre, espigado de altura, ha ido cosechando dos derrotas en Elecciones Generales y su formación sendas derrotas en comicios Autonómicos. Como anécdota, dijo un individuo del Partido Popular, que el resultado en País Vasco “no había sido tan malo”. ¡Si habían sacado los mismos escaños! Menuda colección...

Después de una semana de tira y no aflojes, se tensaron tanto las fuerzas que incluso personas afines o no -y ajenas al partido- acudieron la mañana del sábado a increpar y jalear a la puerta de la sede del Partido Socialista Obrero Español. Los procesos de debate y votación en el interior finalizaron hacia las 20:30 horas.

El barco partió de puerto hace mucho, quizá demasiado. A diferencia del lo sucedido con otro miembro del PSOE/PSM llamado Tomás Gómez, a quien lanzaron del bote en una superficie plana, cayendo de un día a otro, el afiliado Sánchez ya se encuentra fuera de vista de la nave y orilla.

Ahora toca que ustedes, los socialistas, recompongan su partido para formar un buen equilibrio en España. La otra opción que llegaba por el espectro ideológico son los 'chicos del Kaos', más por la clave de andar destruyendo el sistema, antes que construir. Ellos han llegado a la política con fama de haber incurrido en bastantes irregularidades, sin contar el apoyo a etarras, asesinos y secuestradores terroristas. Parte de su éxito es consecuencia del fracaso del PSOE.

Recuperen el sentido, rehagan sus proyectos, objetivos y capitán del barco, ya que el suyo ha presentado la dimisión.

Adiós, Pedro Sánchez, un “largo” adiós.