Ahora o nunca

Pedro Sánchez, durante su intervención en un acto de campaña en Vitoria/Adrián Ruiz de Hierro/ EFE

Pedro Sánchez, durante su intervención en un acto de campaña en Vitoria/Adrián Ruiz de Hierro/ EFE

Por Pedro Peral

La falta de proyecto de Sánchez sobre España la concreta en una oposición fóbica a Mariano Rajoy y al ideario popular. Esta fobia la practica en tiempo presente y a secas: “no es no” a la investidura de Rajoy, y también la anticipa, irracional y antidemocráticamente, al anunciar su negativa a aprobar los Presupuestos generales del Estado para 2017 cuando todavía no han sido redactados. Pero ¡a buenas horas mangas verdes, apelar ahora a la racionalidad cuando Pedro Sánchez ha obtenido los dos resultados electorales más humillantes en la historia del PSOE, que por racionalidad y vergüenza democráticas le debieron llevar a presentar su dimisión! Que es lo que hizo Joaquín Almunia la misma noche de las elecciones en marzo del 2000, a pesar de haber obtenido 125 diputados, no 85.

El PSOE actual -mejor dicho, Pedro Sánchez- ha perdido lo mejor de su memoria: los pactos con el PP en materia antiterrorista, defensa de la unidad de España y del orden constitucional, dejar gobernar a la lista más votada, su postura europeísta y tantos otros. Recordemos también el apoyo del PP al PSOE en el País Vasco que permitió a Patxi López alcanzar el Gobierno en el 2.009, sin nada a cambio.

Entre abstenerse y permitir gobernar a Rajoy o nuevas elecciones, el líder socialista se aferra a una nueva convocatoria. Alberga la esperanza de mejorar sus magros resultados en las terceras elecciones. Apoya esta postura expectante en el silencio de los barones en el Comité Federal, que Podemos está en unas horas bajas y que Ciudadanos empieza a aparecer como un sucedáneo del PP. Ahora o nunca.

A mediados de semana, el líder socialista inició una incomprensible ronda de contactos incluido el PP, advirtiendo que no se postulaba candidato. La primera llamada telefónica fue a Rajoy; duró diez minutos para confirmar el “no” del PSOE. Siguieron otras llamadas a las que hay que añadir, como prueba de las aspiraciones de Pedro Sánchez, las conversaciones –ahora o nunca– que con Pablo Iglesias mantuvo el 18 y el 19 de agosto.

El líder actual socialista piensa presidir un gobierno con el concurso de IU, Podemos, y sus marcas de vario pelaje más los independentistas. Cierto que esta opción está vetada por el Comité Federal del PSOE, pero el atractivo del palacio de la Moncloa hará que se disimulen las líneas rojas, se pongan la piel de cordero sin dejar de ser lobos y tengamos un gobierno radicalizado bajo inspiración bolivariana.

El futuro de Sánchez se verá afectado por el resultado de las próximas elecciones autonómicas. La encuesta del CIS en el mismo día del comienzo de la campaña electoral ponen al líder socialista más cerca del “nunca” que del “ahora”: el PP ganaría por mayoría absoluta en Galicia y en el País Vasco el PSOE quedaría reducido a la mitad. Veremos.