Sólo para locos

Por Santiago Molina Ruiz

La "enfermedad" imperante en algunas generaciones ha sido la existencia -y lo sigue siendo hoy día-. Hermann Hesse plasmó perfectamente la crisis existencial y espiritual que padecieron y padecen miles de personas en su obra El lobo estepario. La novela es "un paseo por el infierno, un paseo, ora lleno de angustia, ora animoso, a través del caos de un mundo psíquico en tinieblas, emprendido con la voluntad de atravesar el infierno, mirar frente a frente al caos, soportar el mal hasta el fin". Ésta es la premisa del libro, pero, al final, nos muestra que la existencia no es, por sí misma, una tragedia como muchas veces se piensa.

El lobo estepario es un ser solitario y noctívago. Sufre un padecimiento continuo asemejado al de los románticos del siglo XIX. Piensa que, como escribió Goethe, "en todas las cumbres está la paz", es por ello que se aísla cada vez más. El caminante sobre el mar de niebla se cansó de estar allá arriba. La extrema soledad y la incomprensión de lo que le rodea lo consume, el lobo estepario lo consume. Este animal es un ser huraño y misántropo. Haría de the sound of the silence su himno.

Nada es inmutable, todo es perecedero. También -aunque no lo parezca-, lo son las ideas y las creencias. En un determinado punto de la novela Harry Haller, el lobo estepario, se encuentra ante un espejo; la imagen reflectada es la de un hombre pero él se siente un lobo; tiene que decidir qué quiere ser, quién ha de quedarse en el espejo y quién vivir fuera de él, si el lobo estepario o Harry Haller. La decisión que toma está causada por la actitud. Es fundamental tener actitud para afrontar la vida y para cualquier empresa que se quiera emprender. Es la condición sine qua non para poder tomar las riendas de la propia existencia, además del humorismo, que es saber reír, encontrar el placer en lo pequeño, verbigracia, en el baile, como bien defendía Nietzsche.

También es medir adecuadamente las situaciones y darle a cada una la importancia que realmente merece. Esta metamorfosis que hace nuestro protagonista -y cualquiera que se disponga a ello- se basa en contemplar la existencia de otra forma, abandonar al lobo estepario, dejar de alimentarlo y en armonizar su mundo interior y espiritual con el exterior y llevar la concepción sobre él al plano de lo "real". Con todo esto, uno puede hacer de la vida el "teatro mágico" de la novela.

En un mundo dirigido por los grandes consignas, el individuo se ve asolado por su poca importancia y por el estigma social del materialismo y los grandes lujos, pero no hay nada que mida el valor de un atardecer, una canción o una buena conversación, aunque muchas veces se dude de su poder, pues puede dar la energía y la inspiración para seguir luchando. En la actualidad ser feliz no es tan caro como nos quieren hacer creer, pese al éxito de esta estrategia, la cual ha mermado la capacidad de ser feliz de las personas. Y las que lo son, con lo anteriormente mencionado, son unos extraños o "conformistas"; su integridad mental y psíquica es cuestionada. ¿Cómo pueden ser felices con tan poco? No son felices por lo que tienen o dejan de tener. Son felices porque encaran la vida con determinación, mesuran sus derrotas y victorias, no permiten que su entorno les arruine un buen día. Abandonaron al lobo estepario y se lanzan a por la vida con actitud y con la risa necesaria. Ser feliz puede ser fácil pero es sólo para locos… cuesta la razón.