Ulises o cómo ser un héroe moderno

Ulises y las Sirenas (National Gallery of Victoria, Melbourne), obra de Watehouse/ Wikimedia Commons

Ulises y las Sirenas (National Gallery of Victoria, Melbourne), obra de Watehouse/ Wikimedia Commons

Por Santiago Molina Ruiz

La definición de héroe es, cuando menos, variada, aun teniendo, en la mayoría de casos, algo común como una hazaña o un logro reconocible —obviando la de un ser nacido de un dios y un mortal—. En el diccionario de la Real Academia no viene la que se tomará, aquí, como válida. Ésta es, pues: «un hombre enfrentado, en la soledad, a grandes decisiones, y que, con el riesgo del error —la mayoría de veces— o triunfo demuestra, o puede demostrar, la grandeza y la miseria» o de forma más corta «un hombre que se enfrenta a su destino a sabiendas de su más que posible derrota». Esta imagen es, otrosí, un ejemplo de humanidad. Por tanto, como se ve en Ulises, Leopold Bloom y Stephen Dedalus son dos héroes que, a su vez, resultan ser un retrato de la sociedad en ese momento, como podría serlo cualquier viandante que nos cruzamos.

Los héroes, como bien se dice muchas veces, no llevan capa, son personas anónimas que resuelven su vida con mayor o menor acierto. En esta magna obra de Joyce se retrata la vida de dos héroes con variados paralelismos con la Odisea de Homero en la que se puede decir que Bloom es Odiseo y Dedalus su hijo Telémaco. Como se aprecia ya en la Odisea el cambio de visión sobre el héroe, varía. Ya no se rige por la moral agonal del guerrero, en este caso, Aquiles, que se enfrenta a su lucha con valentía y de frente, sino que se prima la astucia, la inteligencia; incluso se ve en el uso del arma, Odiseo usa el arco, una arma mal vista desde el punto de vista del guerrero clásico que defiende la lucha cuerpo a cuerpo. Bloom usa su astucia para zafarse de los problemas que a los que se enfrenta; véase su defensa en el «juicio» al que se enfrenta por acosar a la criada. El héroe moderno ya no afronta sus problemas con un lance desmedido, no «cae» en la cólera de Aquiles. Busca escabullirse de Polifemo entre las ovejas.

La filosofía de este nuevo héroe del siglo XX y XXI es la de seguir luchando aunque vengan mal dadas, ha de vivir con lo que tiene, su gran hazaña es su día a día, sabiendo que va a ver por la calle la miseria, el mal, el hijo que siempre quiso pero nunca tuvo, gente malvada pero exitosa y al final del día vuelve a su lecho donde su mujer pudo haberle sido infiel. Su visión se mueve en una difusa línea entre el conformismo y la lucha incesante contra su desgracia que, como se ha dicho anteriormente, es casi evidente. Ni el conocimiento, ni la experiencia o la sabiduría los puede salvar, como mucho, puede ser un analgésico, mas tienen algo dentro que les hace incompatibles con la rendición. Podrán ser destruidos, pero nunca vencidos. Son capaces de seguir soñando. Hoy en día seguimos viéndolos en trabajos que odian y nunca quisieron por mantener a su familia, o las heroínas que se han lanzado a un maremágnum de hombres para poder alimentar a su familia. No se amedrentan ante ese infausto destino pese al pathos; su abnegación es el alivio de los hijos, padres o amigos. Una lucha inteligente contra la vida. La cólera de Aquiles sería inútil en estos tiempos, sólo cabe la astucia de Odiseo.

Pero una característica presente en todas las definiciones de héroe es la existencia de valentía; capaz de vencer a cualquier miedo para poder volver a su Ítaca particular. Los héroes modernos conquistan Troya dentro de un caballo de madera.