Obligaciones jurídicas

Pedro Sánchez, conversa con la diputada del PP Alicia Sánchez Camacho/ Juan Carlos Hidalgo/ EFE

Pedro Sánchez, conversa con la diputada del PP Alicia Sánchez Camacho/ Juan Carlos Hidalgo/ EFE

Por Ángel Zurita Hinojal

Si no fuera dramático en este comentario me centraría en el aspecto patético de la cuestión a la que se referirá. Pero no quiero dejar de señalar a otros también importantes como son el sectario y el antidemocrático implícitos en el devenir de los acontecimientos según se propician desde el PSOE.

Resulta que Pedro Sánchez se reafirma en su posición de rechazo a alcanzar un mínimo punto de confluencia con Rajoy. Allá él y el PSOE que lo permite. Estoy convencido de que en el pecado llevarán la penitencia.

Pero que en el mismo día -el miércoles- en que ese Castejón sin salida reaparece tras quince días de vacaciones y de absoluto mutismo, y que lo haga para, erre que erre, insistir en su “no es no”, se sepa que Meritxel Batet, Secretaria de Estudios y Programas del PSOE menguante, manifestó en entrevista concedida a la cadena Ser el día anterior que cree que Arnaldo Oteg(u)i puede ser el candidato a lehendakari por EH-Bildu en la elecciones autonómicas vascas del 26-S porque ha cumplido sus obligaciones jurídicas, da en el pleno de ese patetismo y ese drama al que lo sectario y lo antidemocrático convierten en farsa.

"Desde el punto de vista jurídico ha cumplido sus obligaciones y, por lo tanto, tiene facultad de presentarse”.

"Aunque no me guste esa opción política tengo que respetar las reglas del juego, porque el principio de legalidad tiene que funcionar para unas cosas y para otras".

"No representa nada especialmente positivo. Es evidente que no es mi opción política y no le apoyaría nunca. No le daría mi voto nunca".

Magnífico muestrario de vacuidades para ocultar una indignidad. ¿Habrá que ilustrar a la señora Batet que aunque hubiera cumplido sus obligaciones el delincuente Otegi, estas no habrían sido jurídicas sino penales o penitenciarias? Obligaciones jurídicas son, por ejemplo, la de hacer la declaración del IRPF, la de no tirar basura a la vía pública, la de circular por la derecha en la conduciendo de vehículos a motor. De los incumplimientos de obligaciones resulta la imposición de penas o sanciones, según la índole penal o administrativa de los mismos.

En el caso del etarra Arnaldo, claramente penas, penas que, a saber por qué ha querido escamotear la socialista en modo escandalosamente vergonzante. De ellas una, la de privación de libertad, está cumplida, pero no así las otras dos, de inhabilitación especial para el ejercicio de cargo público y para ejercer el derecho de sufragio pasivo, ambas hasta el 28 de febrero de 2021. En romance: el tal Arnaldo no puede ejercer cargo público ni por designación ni por elección y en esa lógica, la segunda confirma que no puede concurrir como candidato a elecciones.

El colofón es que el terrorismo etarra, que tantas víctimas, muchas de ellas socialistas, ha causado, merece más respeto a la actual cúpula socialista que un partido democrático que ha ganado las tres últimas elecciones en España.

Es lo que tiene confundir adversario con enemigo, que cuando hay que ser consecuente no se es capaz de distinguir uno de otro. Así pues, vale pulpo como animal de compañía, vale que el rechazo al PP se base en principios éticos e ideológicos, pero ¿en qué se basa la aceptación del terrorista?