El lecho de Procusto

Teseo ataca a Procusto. Pintura anónima en el fondo de un kílix ático de figuras rojas (440 a. C.) encontrado en Vulci/ Wikimedia Commons

Teseo ataca a Procusto. Pintura anónima en el fondo de un kílix ático de figuras rojas (440 a. C.) encontrado en Vulci/ Wikimedia Commons

Por Juan Fernando Ramón Sánchez

Damastes, apodado Procusto, fue el posadero de Eleusis, lugar éste de uno de los mayores cultos de la Grecia antigua y cuna del dramaturgo griego Esquilo. En su posada, Procusto contaba con una cama de hierro en la que hacía yacer a sus huéspedes de tal manera que a aquellos que sobrepasaban las dimensiones, les serraba los pies y por el contrario a quienes no la ocupaban totalmente, se los estiraba.

Finalmente Procusto, terminó sus días sufriendo de manos de Teseo el mismo castigo que infligió a sus huéspedes. Esta leyenda de la mitología griega, nos habla de la capacidad que tenemos los seres humanos de acomodar la realidad a nuestra propia visión de las cosas, a nuestro propio interés de tal manera que aducimos o restamos argumentos para hacer ver sólo lo que nos interesa, aquello de "...todo es según el color del cristal con que se mira" del poeta Ramón de Campoamor.

El cristal con el que miran nuestros políticos debe de ser muy distinto, no se halla otra explicación si queremos entender los motivos por los cuales en la pasada legislatura no tuvieron capacidad de formar gobierno, y en ésta se quiera formar por todos los medios. ¿Qué ha pasado?, ¿les embarga el sentido patrio al ver los muros si antes fuertes, ahora derrumbados o es la confianza de los votantes la que se va derrumbando con la consiguiente pérdida de escaños? Es muy difícil saberlo, porque al igual que en el mito de Procusto, siguen ajustándonos al lecho. Resulta curioso al menos, que fuera Epicuro quien dijera que "la mayor parte de los hombres, falseando la verdad, quieren aparentar ser mejores".