Reino Unido y la puerta de salida

Mensaje europeísta en una fachada/Rebeca Harms/Flickr

Mensaje europeísta en una fachada/Rebeca Harms/Flickr

Por José Gabriel Real, @Josega90

En una esquina de Campbell Road hay un cartel que reza: “En la Unión Europea, todos juntos”. Está arrugado y descansa sobre las ramas de un seto. Parece reflejar la decepción del 70% de oxonienses que votaron a favor de seguir en Europa. En cambio, la mayoría del Reino Unido ha preferido cruzar la puerta de salida. Las consecuencias del Brexit no se hicieron esperar: la libra cayó a su nivel más bajo en treinta y un años, David Cameron presentó su dimisión al día siguiente y algunos economistas anunciaron un repunte de la inflación por los nuevos costes de las exportaciones.

A partir de septiembre el sucesor de Cameron tendrá que decidir cuándo aplicar el artículo 50, que regula la salida de un estado miembro de la Unión. Se abre un plazo de dos años para negociar las condiciones y los términos de la relación entre los países de la Unión y el Reino Unido. Y, según la ley europea, el país deberá seguir aplicando los tratados hasta que concluyan las negociaciones.

De todas formas si Reino Unido quiere seguir perteneciendo al Mercado Único tendrá que acatar las normas entre las que se incluye la libre circulación de personas y el pago a fondos de la Unión. En este país viven más de tres millones de europeos. The Observer publicó un editorial antes del referéndum en el que advertía que un triunfo del Brexit empobrecería a los británicos y los volvería más débiles en el marco de la comunidad Internacional. Los partidarios del Remain consideraban que los inmigrantes pagan más impuestos de lo que reciben en ayudas estatales y resultan indispensables para el funcionamiento de la economía. Sin embargo, las secuelas de la crisis y el aumento de la inmigración en los últimos años, han servido a los partidarios del Brexit para convencer a los británicos de que una salida les permitiría recuperar la soberanía perdida y controlar las fronteras sin tener que acatar las directrices de Bruselas. Nigel Farage, líder saliente del partido eurófobo UKIP, ha reconocido que mintió sobre los 350 millones de libras que ingresaría el sistema nacional de sanidad si el Reino Unido abandonaba la Unión Europea.

El resultado del referéndum han evidenciado un choque generacional: Según una encuesta realizada por el portal Yougov tres de cada cuatro jóvenes de entre 18 y 24 años preferían quedarse dentro de la UE. En el lado opuesto las generaciones mayores. Mientras que los que cuentan con más de 65 años han pensado en un 61% que lo mejor para sus nietos es tenerles fuera de la UE.

Churchill dijo que “El problema de cometer un suicidio político es que uno llega a vivir para lamentarlo”. Muchos hijos y nietos lamentarán la herencia recibida.