El pinchazo de Podemos

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (i), y el secretario Político del partido, Íñigo Errejón/ Juan Carlos Hidalgo/EFE

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (i), y el secretario Político del partido, Íñigo Errejón/ Juan Carlos Hidalgo/EFE

Por Tomás Campos Ibáñez

Vaya por delante que mi interés por la política no va mas allá de la lógica información por los hechos de actualidad y del acontecer diario, nunca me he tenido por politólogo. También quiero decir, antes de continuar, que mi voto, en las elecciones de Diciembre, fue para Podemos, partido con el que me sentía identificado con el fin de corregir tanta injusticia y abusos.

Dicho esto quiero recordar que en este mismo espacio, después de las votaciones, publiqué unas líneas en contra de la actitud de ese partido, pueden volverse a leer y esto si que podría justificar el descalabro de la formación en estas últimas elecciones.

En esa ocasión me revelaba contra el partido, que se había esforzado en proponer un cambio y que a pesar de haberlo podido hacer, renunció a ello, con peregrinas argumentaciones. Podría haber facilitado el cambio con el PSOE, pero se hizo a un lado diciendo que este iba de la mano de Ciudadanos y que su política económica no coincidía con ellos. Sin embargo multitud de puntos eran coincidentes entre los tres y cuando le propusieron la coalición ni siquiera se sentaron a dialogar, porque eso es lo mínimo que se puede hacer. Si la política económica no te gusta, negóciala.

Pero no, sin mas, dijo no, viéndose claramente que lo que ocurría es que ellos no iban a ser protagonistas, no iba a ser el partido hegemónico y eso no les gustaba. Ya lo decía entonces, ellos querían todo el poder, posiblemente para hacer toda su política, sin concesiones y posiblemente ya tenían casi cerrada la unión con IU, por lo que optaron por esperar y ganar totalmente para imponer sus normas. Todo ello con el precedente del reparto de carteras ministeriales (todo el poder para ellos).

En ese escrito lo dije: han desilusionado a mucha gente y la gente no volverá a votarles (yo entre ellos). No pretendían contribuir al cambio, querían gobernar al mas puro estilo trotskista. Después vinieron sus espectaculares reconversiones en comunistas y socialdemócratas, la no condena en Venezuela de los presos políticos en el Parlamento Europeo, etc, etc.

Que no les extrañe pues, el descalabro político después de tanta expectativa. Pese a estar tremendamente preparados, cayeron como “pipiolos”.