Dennis Hollingsworth: 'Asteriscos rotos'

Dennis Hollingsworth: 'Asteriscos rotos'

Dennis Hollingsworth: 'Asteriscos rotos'

Por Marta Teixidó

Singularidades Abstractas 

[Galería Miguel Marcos, Barcelona, Dennis Hollingsworth: Asteriscos rotos]

Para el lector habitual de este blog, o para el que por primera vez se incorpora al mismo, con toda seguridad le parecerá incongruente el subtítulo de este artículo. Si un objeto o evento es singular, o sea único no puede ser abstracto, es decir, indeterminado.

Pero a esta crítico de provincias, que ha contemplado u observado abstracciones artísticas por doquier, al margen de las que nos deparan nuestros ineptos políticos de forma continuada, visitando la exposición de Dennis Hollingsworth que hasta finales de julio exhibe la Miguel Marcos de Barcelona, se ha sorprendido y muy gratamente, de la particularidad de este artista, nacido en los Ángeles, California en 1956, especialmente por el tratamiento de las texturas.

El título de la muestra es de por sí sugerente y extraño: Asteriscos rotos. Símbolo tipográfico que se utiliza en la lingüística, computación y matemáticas, totalmente inhabitual dentro de las abstracciones geométricas a las que estamos acostumbrados, estuvo de moda con el pop art y el arte cinético de los 60 y 70, junto con las formas básicas de la geometría, pero desapareció en combate sin que ello fuera percibido en exceso.

Para comprender la muestra, recurramos de nuevo al RAE, última edición en papel, con respecto a la acepción de asterisco: del latín asteriuscus y del griego asterískos, propiamente “estrellita”. Signo ortográfico auxiliar en forma de estrella (*), que se utiliza entre otros usos como llamada de nota…

Es decir, un singular algoritmo, que incluso es usado en la representación de ciertos deportes como el cricket, el béisbol o en telefonía, Dennis Hollingsworth lo convierte en una expresión espontánea y vital, plagada de color, de movimiento, de expresión. Si bien su planteamiento estético tiene una fundamentada base mironiana, el artista la transforma en una obra densa y espesa en cuanto a masa de pintura; empastes perfectamente calculados que parecen salir como en un particular burbujeo de la obra, ofreciendo una plasmación que ronda la tridimensionalidad, sin olvidar que en algunos trabajos, el asterisco forma parte de curiosas constelaciones estelares, con multiplicidad de formas o planetas.

Es de suponer que algunas obras del artista, al igual que otras de Miquel Barceló, están realizadas en el suelo, y con el uso de plantillas, con la finalidad de obtener un secado perfecto de los grosores de pintura, muy distinto de Barceló que utilizaba materia orgánica, pero con una peculiar semejanza: la obra de Hollingsworth es “apetitosa”; agradable de contemplar, casi parecen borbotones que se desprenden de un pastel y el espectador, inconscientemente queda atrapado tanto por el color como por la masa.

Cada uno de los trabajos expuestos es una alegoría a la libertad, a la vibración al impulso y a la energía. De hecho la “rotura” del título implica emancipación. Un cromatismo básico, pero plasmado de forma impactante y brillante, en base a masas de color, con poco uso del pincel y mucho de la espátula, y tal vez algo más, presentando una creación universal, que si bien es abstracta, no deja de ser atávica, por la atracción incuestionable que ejerce la contemplación de los trabajos de Hollingsworth, la cual conforma un mundo donde la soberanía se centra en la vehemencia emocional, y en una determinación audaz y vanguardista.

Una muestra de pocas piezas, bien seleccionadas, visualmente atractiva, con variedad de técnica, interesante para coleccionistas, ávidos de tener una pieza original, innovadora y potente, sin olvidar su función decorativa.