Sociedad corrupta

Por Ramón Villota Coullaut

La política no es más que el reflejo de la sociedad. Y este dicho debe ser tenido como cierto. Así, los escándalos de corrupción que están aflorando en nuestra sociedad son obra de listos sin ningún tipo de ética, pero también de quienes a su alrededor prefieren mirar hacia otro lado. Gente que se intenta aprovechar de su puesto, incluso con conductas delictivas, ha existido siempre, y en el futuro seguirá existiendo, pero lo importante es controlar esas situaciones, para que las corruptelas sean cada vez menos.

Y esto sólo puede hacerse con medidas de control eficaces, con unos medios que primen los controles sobre la administración y sobre aquellos que tienen más posibilidades de ser corruptos por su propia situación. Por eso, los controles son la vía más rápida contra la corrupción. Cuando hablamos, por ejemplo, de que la corrupción es menor en los países del norte de Europa y lo achacamos únicamente a que su nivel ético es mayor, incluso con razones religiosas, olvidamos que los controles en esos países son muy estrictos y las consecuencias de una actividad corrupta, aun cuando sea de menor importancia, tienen una mayor importancia en el plano político y en el judicial. Aquí, en cambio, la respuesta es que hay otros que hacen lo mismo y que tampoco es para tanto, además de que los procesos se eternizan.

Pero esta respuesta no parte de una diferente catadura moral entre distintos países de Europa, sino en que en los países del centro y norte de Europa los controles son más estrictos y se cumplen, mientras que en los países del sur de Europa estos controles nunca han sido muy intensos y, además, en la práctica su grado de cumplimiento ha sido escaso, lo que incide en que las opciones para corromperse son mayores.

Así, aunque lo idílico es que nuestra educación nos haga evitar el engaño, esto es una consecuencia de un aprendizaje, de ver funcionar los controles y de que se sanciona a los corruptos, lo que hará que nuestra ética o moral en lo justo no decaiga viendo que otros actúan incorrectamente y sacan beneficio de ello. Y, después, la ética o moral de cada uno pondrá sus propios límites, pero basar en la educación individual lo que es una conducta social que no tiene consecuencias negativas, es mentirnos a nosotros mismos, como pensar que esta situación no tiene remedio.