Referéndum suizo

Por Ángel Zurita Hinojal

El 78 % de los ciudadanos suizos que se manifestaron en el referéndum convocado a partir de una iniciativa popular, se decantó el domingo pasado por no aprobar una renta básica, vitalicia y universal de 2.500 francos suizos mensuales (2.300 euros) además de otros 625 francos por cada hijo menor de 18 años.

Las posturas a favor de implantar la medida se basaban en la promoción de la dignidad y del servicio público (cualquiera que sea el significado del segundo término). Más claros eran los partidarios de rechazarla por cara, antieconómica y generadora de desempleo.

La actual tasa de desempleo en Suiza es del 3%, lo que al decir de los economistas equivale a pleno empleo. Esa quizá sea la clave de la propuesta, que en una sociedad tan avanzada y equilibrada como la suiza pueda no ser estéticamente admisible que ni uno solo de sus miembros cuente con los medios necesarios para no desentonar por abajo del común de sus conciudadanos. De ahí resultaría el “exorbitante” montante de la renta a aprobar. Aunque también da que pensar que el estado del bienestar helvético no sea considerado capaz de absorber ese déficit.

Pero todo ha quedado en elucubraciones. El caso es que el referéndum ha dado resultado negativo por abrumadora mayoría y que la situación seguirá como estaba.

Seguro que el ciudadano medio suizo no es más inteligente que -por poner- el español. Y seguro también que en su decisión habrá pesado la consideración de que el establecimiento de la renta habría discurrido por un camino de tres carriles complementarios o alternativos: Incremento de las cotizaciones a la seguridad social, bajada del gasto y subida de impuestos. Y aquel ciudadano medio habrá pensado que para tal viaje no hacen falta alforjas.

Qué suerte para los suizos que su Administración es transparente, que no le tiembla la mano contra la corrupción y que el fraude fiscal (de puertas adentro y con congratulaciones por su apertura hacia fuera) se pena como merece. Y qué suerte también que en su Confederación (federal) el populismo esté tan mal visto.