El engaño populista

Por Ángel Zurita Hinojal

En septiembre de 2014 la convocatoria del llamado “Parlamento Iberoamericano de la Juventud” reunió en Zaragoza a jóvenes líderes de 18 países. El discurso de 12 minutos de la representante del guatemalteco “Movimiento Cívico Nacional” arrasó en las redes sociales. Habló de que el populismo se ocupa del desmantelamiento de las instituciones y de la reescritura de las constituciones, para después poner unas y otras al servicio de las mismas élites corruptas que ya están empoderadas de los países. Propuso combatir con la tecnología ese populismo insaciablemente voraz que ya caracteriza a demasiados gobiernos iberoamericanos (entonces en España solo era una vaga posibilidad).

No es posible glosar un discurso de apenas 12 minutos, mejor ofrecerlo con la seguridad de que no será tiempo perdido, confirmada a partir del minuto segundo.

Solo estas pinceladas: 1) el debate izquierda-derecha es más utilizado por los populistas que por quienes tratan de rescatar las instituciones. 2) La denuncia de las atrocidades del populismo debe ir acompañada del reconocimiento de sus malas prácticas por las instituciones amenazadas. 3) Si bien el populismo puede encumbrarse por vías democráticas, lo que le sirve para justificarse, su fin y su efecto son acabar con la democracia, y 4) La referencia a la definición de populismo por un aludido Profesor Florentino: El atajo por el cual jugamos con las pasiones, ilusiones e ideales de la gente para prometer lo que es imposible, dejando la toma de decisiones fuera de toda razón y lógica; juega con la necesidad para, sencillamente, imponer una dictadura.

Este lunes he asistido en la Fundación Rafael del Pino a la presentación del libro El engaño populista. Lo edita Deusto y sus autores son el chileno Axel Kaiser y la guatemalteca Gloria Álvarez. El acto estaba moderado por el catedrático argentino y español y decidido liberal en lo político y lo económico Carlos Rodríguez Braun.

Solo al final he caído en que Gloria Álvarez es la misma joven politóloga que me sorprendió y me animó casi dos años antes. Lo ha vuelto a hacer y encuentro muy bien fundados sus argumentos, magníficamente conjuntado con los de Kaiser y excelentemente propiciados por el profesor.

Mi opinión es que hacen bien alertándonos, que el populismo siempre será una realidad como riesgo pero que, aunque todavía nos producirá disgustos y amarguras, en esta ocasión tendrá que esperar a la siguiente.