Retrato lamentable de las dos Españas

Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones.

Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones. Reuters

Por Guillermo Passas Varo

Cuando muchos vemos la actitud de PP y de Unidos Podemos durante los últimos días y de cara a la campaña electoral, comprobamos atónitos cómo se muestra ante nosotros un lamentable espectáculo de las dos Españas. Asistimos atónitos a la voluntad de ambas de imponerse sobre la otra, de un modo radical y sin ningún atisbo de consenso.

Por una parte, el partido que fue heredero del franquismo sociológico nos habla de que todos los partidos políticos menos ellos son “la izquierda”, un ente abstracto y peligroso que acabará con nuestra libertad y nos llevará a la ruina económica y social. Por otra parte, los militantes del bolivarianismo europeo nos hablan de que todos los partidos políticos menos ellos son “la derecha”, un ente abstracto también que, de igual modo, acabará con nuestra libertad y nos llevará a la ruina económica y social.

En lo que ambos partidos están de acuerdo es en que las fuerzas políticas alejadas de los extremos carecen de identidad y además son su enemigo. PSOE y Ciudadanos, las únicas fuerzas políticas que han estado predispuestas al diálogo, son el enemigo, porque esto va de imponer una versión de España a la mitad que no piensa como tú, nada de consenso o de construcción continua.

Esto no es ni remotamente nuevo en una España que ya empieza a estar harta de que el debate sirva para alejar posturas y no para acercarlas, que el desprecio sistemático y la falta de respeto continua sean nuestro pan de cada día en la política. Este es el retrato de la España de antes, la España que fue, la España que fue destruida entre hermanos, la España de vencedores y vencidos, la España gris.

En cambio, Ciudadanos y PSOE representan hoy día la España que pudo haber sido, la España del consenso, del respeto mutuo, de los acuerdos posibles. Representan la voluntad de liberales y socialdemócratas de construir un futuro en común en el que todo el mundo pueda convivir, y sus políticas ser realizadas con éxito y diálogo para una mejor España. La España de contar con el adversario, no de destruirlo a cualquier precio. Esa no es la España que representan Unidos Podemos y el Partido Popular.

Ellos representan la España del “conmigo o contra mí”, la España de la resta y no de la suma, la España del miedo, de la agresividad y del sinsentido. Esta España ya la conocemos y sabemos cómo termina: nos hace insignificantes a los ojos del mundo, deprime nuestra economía, nos cercena nuestra libertad, limita o destruye nuestra democracia y, sobre todo, es una España que busca y que encuentra enemigos. Es la España del “paseo”, la España que no quiso Lorca, ni Unamuno, ni Ortega y Gasset, la España que no tiene nada de lo que enorgullecerse salvo de las armas y de la ostentación más primitiva de poder.

Porque en algo llevan razón Partido Popular y Unidos Podemos, pues que cualquiera de los dos se salga con la suya supondrá, efectivamente, que un ente abstracto y peligroso acabe con nuestra libertad y nos lleve a la ruina económica y social. Este ente abstracto tiene nombre, es el miedo.

El miedo al que es diferente, el miedo a no llevar razón, pero sobre todo el miedo al diálogo, a llegar a un punto intermedio con el que al igual no estás de acuerdo completamente, pero será el punto medio de todos.

No voten miedo, voten libertad.