En una novela sobre el 11-M

Por Víctor Llano

Lo han podido leer en este periódico en una magnífica entrevista de Mariano Gasparet a Federico Jiménez Losantos: “Creo que lo que podía haber sido un pequeño atentado de ETA o un atentado ficticio se convirtió en un masacre por la intervención de los servicios secretos marroquíes”.

No sorprenderá a los que leyeron 11M once días de junio. Podía haber escrito un extensísimo ensayo donde reflejara todo lo que aprendí de la masacre de Madrid, pero preferí confundir mis deseos con la realidad.

Un abogado derrotado por el muro de la trampa, la trola y el silencio, una madura cubana tan atractiva como inquietante, y un poderoso comisario de Policía me sirvieron para intentar reflejar la impotencia de los que más de doce años después no se conforman con un relato más o menos oficial que no explica qué pasó el segundo jueves de marzo de 2004 en Madrid.

Tal vez tengan razón los que dicen que 11M Once días de junio es una novela negra. Todavía pueden leerla. Creo que no les aburrirá. En ella encontrarán la desesperación y la lucha de un abogado, el valor de una mujer y la confesión de un traidor al que no le queda más remedio que asumir que no es más que un cazador cazado.

No sé si Losantos leyó mi novela, pero sí, lo más probable es que alguien se sirviera de una trampa incruenta para volar cuatro trenes en Madrid. Le consta al comisario de mi novela. Lo entenderán si leen su “confesión”. Por ahora sólo en mi novela. Pero sólo por ahora. Ya les advertí de que por una vez preferí confundir mis deseos con la realidad, pero no perderé la esperanza de leer en EL ESPAÑOL una confesión parecida a la que podrán leer en 11M Once días de junio.