Cuatro patas para un banco

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo y el líder del PSOE, Pedro Sánchez/Javier Lizón/EFE

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo y el líder del PSOE, Pedro Sánchez/Javier Lizón/EFE

Por Ángel Zurita Hinojal

Con su viñeta de este lunes en El Mundo, Ricardo nos da su versión de lo más señalado de la actualidad española (habrá quien diga “del estado español”).

A algún tertuliano he oído esta mañana que lo ha hecho magistralmente. A mí no me parece que sea para tanto. En un círculo abierto, partiendo de la izquierda se ve a Rajoy, a Rivera, a Sánchez y a Iglesias cerrándolo por la derecha. Esta distribución si me parece un acierto del humorista gráfico. Los cuatro echan la culpa a los tres que no son él por la repetición de la cita electoral.

Ya estamos en el mantra del fracaso por hacer inevitables los nuevos comicios. Escrito está que en todo caso fracaso de la ciudadanía, nada, y que respecto de los animales políticos, hay grados.

A argumentar eso voy.

¿Qué papel ha jugado Sánchez? El de un Torquemada trasmutado en Maquiavelo de pacotilla. Lió a Rivera sellando un pacto que éste ha respetado, por lo que para él no debiera ser culpable. A Rajoy le negó el más elemental de los derechos democráticos, el de oír al representante de la fuerza ganadora de las elecciones. No contento con ello le ha enviado no menos de veinte veces el mensaje de que con él y con su PP no había nada que tratar; ergo ¿de qué es responsable el PP? ¡Como no sea de no haberse entregado atado de pies y manos a una renovada y nacional (aquellos dirán estatal) versión del Pacto del Tinell! A Iglesias le afea permitir que gobierne Rajoy; pero ¿cómo lo hace? No allanándose a compartir empresa y quizá gobierno con lo que él considera una versión descafeinada del PP.

El papel de Rivera es más incierto a pesar de la certeza de su posición de equidistancia privilegiada respecto del PSOE en todo el interinato. Trabó el pacto con la ambición sin seso que es Sánchez y afea al PP que no se siente a negociar. Pero negociar qué y con quién es otro cantar que Ciudadanos con su lozanía no ha sido capaz de aclarar. Quizá cómo se suicida el PP o como reniega de toda su obra de cuatro años y lamenta lo que debió obrar y no hizo. De la misma manera, cuadrando el círculo, le hubiera gustado traer a su proyecto a Podemos, pero era ontológicamente imposible.

De Iglesias poco es necesario decir, no es un negociador, es un conquistador, no ha venido a cambiar el sistema sino a derribarlo y su alternativa es “conmigo o contra mí”.

Rajoy se vio incapaz, no quiso ser el niño que cavaba un hoyo en la playa para meter en él al mar, fue el único que no mareó la perdiz, que no enredó, que no mintió, que no compró lotería. Ha hecho muchas cosas mal en su mandato, fundamentalmente las que no hizo, pero su secuencia desde el 20D es para quitarse el sombrero.