Para ti que eres joven

Por Jose Enrique Chamorro Muriel

"Si a los 20 años no eres de izquierda, no tienes corazón..." Y ya sabemos como acaba la frase. Quizás la célebre frase hubiera quedado en simple anécdota de no ser por el amparo de los medios a las izquierdas.

Los que ya no tenemos ni canas que peinar tuvimos que lidiar en su día con los llamados "insumisos" y objetores de conciencia. A éstos últimos les remordía la susodicha nada más ver un arma, lo que no quita que muchos de ellos ahora sean parte de las fuerzas de seguridad del estado.

El que escribe, aunque parezca mentira, también tuvo una vez 20 años, y el comunismo no me llamó a filas. Insumiso del Che y la Pasionaria. Nunca me tragué la historia que tipos con pañuelos palestinos y banderas anarquistas me contaron. Nunca fui a esas manifestaciones de apoyo a los que se rebelaban contra el poder.

Ahora lamentablemente el servicio militar no es obligatorio, pero la moda es portar banderas de una ideología que ha matado a más de 100.000.000 personas. La moda es portar banderas de los más aberrantes grupos proetarras y por supuesto está de moda protestar por lo que no hacemos.

No es que la juventud de ahora no tenga respeto ni educación, es que parte de la juventud no la ha tenido nunca con cierto peligro para el futuro. Por ende no es de extrañar que los sectores más "irreverentes" defiendan a delincuentes peligrosos como Bódalo. Pero es que en este país no pasa nada.

Podemos estar en contra de dictaduras (siempre que no sean dictaduras comunistas). Podemos protestar contra los países que no respetan los derechos humanos (siempre que no sean comunistas o nos llenen nuestras exiguas arcas). Podemos ser pobres pero orgullosos (siempre que seamos chavistas). Lo siento pero no me reclutan para la guerra de papel, no me captan para publicitar en las redes sociales idearios llenos de odio. No cabalgaré a lomos de la aceptación del grupo.

Crear un partido nuevo que acepte las reglas del juego es complicado, pero si queremos que el voto de la juventud (sí, esa que quieren hacer votar con 16 años) recale en nuestra saca debe sí o sí estar fuera de los convencionalismos. Y es preocupante pero sobretodo alarmante. Si queremos un ejército de votantes debemos de llegar al corazón antes que a la razón. Es una estrategia que se usa en algunos ámbitos laborales con grandes resultados.

No hay nada más nefasto que votar con el corazón, no hay nada más inútil que votar con unos sentimientos que pueden llevarnos a la más absoluta ruina. Pero es la época que nos toca vivir y como tal tenemos que aceptarla con resignación.

Cuando desde los partidos más revolucionarios se hace publicidad de delincuentes como Otegui o Bódalo, hacen a sabiendas un gran daño a la democracia. Recogen el espíritu de la transición y lo estrujan, lo tragan y regurgitan como si se tratara de una insípida sopa de letras, pero tampoco me extraña en demasía. La constitución tiene fallos, es un ente vivo que necesita ir creciendo y actualizándose aunque no sea perfecta. Pero en la España del todo vale no está valorado el esfuerzo, se da por sentado que la juventud tiene por referentes a delincuentes. Ahora mismo me niego a aceptar que toda la juventud sea así.

Los que nos levantamos antes para cumplir nuestra obligación como hombres y como ciudadanos sabemos lo que es el trabajo duro. Los que desde jóvenes tenemos como prioridad el trabajo antes que el ocio, los que aceptamos las reglas del juego democrático y los que aborrecemos las acciones criminales es normal que nos sintamos ofendidos. Y a mi lado hay jóvenes, jóvenes que trabajan, se esfuerzan y salen adelante por sí mismos.

Jóvenes como los que en su día resistieron a los ataques de los que abanderaban los movientos "antisistema". Éstos jóvenes que se sienten fuera de lugar cuando expresan ideas contrarias a la "marea". Esos jóvenes que desde las aulas no aplauden los exabruptos groseros de los que atacan a los periodistas que no les bailan el agua. Jóvenes que quizás decidieron tener el honor de servir en los ejércitos en vez de protestar por causas pocas veces entendibles.

El pan, la patria y la justicia son pilares clave que los nuevos políticos de baratillo pretenden moldear a base de mentiras. Y lo peor es que lo consiguen a base de regalar soniquetes pocas veces creíbles. Políticos de nuevo cuño cuya máxima aspiración es seguir cobrando de universidades creadas a imagen y semejanza de sus ideales. Aquellos políticos con formación o sin ella, que en base de una historia a veces inventada y otra veces transfigurada se dedican a cantar las alabanzas de regímenes opresores y represores que llenan sus vidas de divisas. El mundo al revés. Pero tengo razones para la esperanza y creer que no vamos hacia el abismo chavista. Quiero creer que la juventud despertará su sentido crítico y aprenderá a leer y a pensar por sí misma. Quiero creer que algún día pueda verse en este país una España con sentido de nación, justicia e igualdad.