Autodesahuciarse de la vida

¿Por qué no se habla del suicidio?

¿Por qué no se habla del suicidio?

Por Miguel Angel Villalba Saez

Vemos la noticia en televisión y automáticamente mi esposa y yo cruzamos la mirada, asombrados, incrédulos ante lo impactante del dato. Siendo una persona que procura estar informada lo máximo posible, nunca había escuchado ese dato, o lo que es peor nunca me había llamado la atención como lo ha hecho ahora.

Miro en Internet y efectivamente estaba desinformado. Existen noticias al respecto prácticamente todos los años. Pero muy pocas. Y en alguna de esas entradas se cita una palabra que yo ya había pensado antes de ponerme a indagar: tabú.

Y es que en pleno siglo XXI, cuando ya han sido superados algunos tabúes como el sexo o ciertas enfermedades, apenas tiene repercusión social una cifra demoledora: más de 3.800 suicidios en 2015. Más de 10 al día. Pero no quiero hablar sobre las causas de esta lacra ni pretendo buscar si existe una estadística al respecto. Más o menos me puedo hacer una idea, a groso modo, sin ser experto en el tema.

Tampoco quiero, por respeto, especular sobre la repercusiones de este problema en la vida de familiares y amigos de las víctimas y el porqué de su silencio. Es la actuación del Estado lo que no acabo de ver claro. Y me van a perdonar pero tengo que comparar para argumentar. "Sólo" 58 muertes por violencia machista o 1.126 por accidente de circulación merecen ríos de tinta, de imágenes y de campañas de concienciación. Sé que se me entiende. Hay otros ejemplos relacionados con enfermedades, pero siempre físicas.

La muerte, o la lesión, autoinfligida merece menos atención que la provocada por un tercero? No hay casos de suicidio que se pueden prevenir? Me pongo a pensar mal (por aquello de acertar) y pienso que el maltrato machista tiene repercusión porque tiene rédito político. A ver qué partido osa no subirse a ese carro y mostrar, de corazón o no, la correspondiente dosis de sensibilidad sobre el asunto. Sobre todo habiendo presión feminista y adueñamiento, una vez más, de un problema social por parte de los partidos llamados progresistas.

En cuanto a los accidentes de circulación, por fin me contesto yo mismo a una pregunta que siempre me he hecho. ¿Por qué me obliga el Estado a ponerme el cinturón de seguridad si sólo me afecta a mí y coarta mi libertad? ¿Porque vela por mi seguridad y por la tranquilidad de mis familiares y amigos, o porque mis posibles lesiones afectan a las arcas de la Seguridad Social y sobre todo a... las compañías de de seguros?

De los suicidios sólo merecen atención mediática dos casos. Uno lógico porque estremece, sensibiliza y produce cierta sensación de impotencia incluso sin tocarte de cerca: los vinculados a casos de acoso escolar. El otro caso, deleznable, ruin, cuando un politiquillo de vía estrecha o un periodista interesado especula y vincula un suicidio a un caso de desahucio o a cualquier otra situación provocada por la crisis a fin de utilizarlo como argumento ideológico.

Por lo demás, poco seguimiento, ni siquiera frías cifras una vez al mes. No quiero dar ideas pero si alguna vez nos obligan a tener un seguro de vida que cubra el suicidio, veremos campañas de prevención. Sin duda. Y acabo por donde he empezado: en el título. Si miramos en el diccionario de la RAE, la primera acepción de desahuciar no tiene nada que ver con la vivienda. Reza así: "Quitar a alguien toda esperanza de conseguir lo que desea".