Vencedores y vencidos

Un momento de la entrevista a Arnaldo Otegi en Salvados.

Un momento de la entrevista a Arnaldo Otegi en Salvados. La Sexta

Por Eva María Sánchez García

En 2013 acudí a un acto en Madrid, una conferencia sobre ETA, sus asesinatos y sus secuelas. Allí hablaron víctimas… y, la verdad, no puedo dejar pasar la oportunidad de escribir sobre ello ya que a muchos no nos gustó tener que ver el pasado domingo a Otegi en un programa de máxima audiencia.

El que ahora no haya asesinatos o víctimas nos permite percibir cosas que antes, ante el horror, no veíamos. Ante todo, nos da la oportunidad de poder analizar detalles que nos demuestran que el terrorismo no ha muerto.

Hay asesinos en la cárcel, pero también familiares que encubren a los asesinos y a los extorsionistas. Algunos en nuestro país y otros no. Hay personas que han perpetrado asesinatos y que andan por ahí sueltos, porque se les ha protegido o porque los crímenes han prescrito. Hay personas que durante décadas han practicado las extorsiones y acoso. Y hay que añadir a los manifestantes y las redes de chivatos; todo este tejido convive en el País Vasco mayormente, pero también en el resto del territorio nacional.

Y nos piden que olvidemos… Que olvidemos los crímenes y a todas esas personas involucradas. Todas ellas no se han ido de sus casas, no se han ido de sus pueblos. Y nos piden que olvidemos…

¿Cómo? Legalizando partidos que hoy, con el permiso del PSOE y después del PP, les hacen mandar en ayuntamientos y que tengan representación en el Congreso. También nos deja un esquema en el que las víctimas son las que se tienen que mover; ellas son las que tienen que mudarse de sus casas.

Mientras tanto, dicen, los jueces endurecerán las condiciones del permiso de libertad de los asesinos… ¿Pero cómo es posible que alguien que cumple condena por varios asesinatos disfrute de permisos para ir a su casa o hacer lo que le plazca? ¿Se imagina alguien un país donde se promovieran prácticas de acercamiento entre violadores y mujeres violadas? Pues eso está pasando; están intentando que víctimas del terrorismo se acerquen a ver las caras de quien asesinó a sus familiares. Y, es más, están conviviendo en las mismas comunidades.

Hay que acabar con esta legalización. Los asesinos, sus simpatizantes y los que les apoyan no deben estar en las instituciones. España lleva en su ADN la lucha contra el terrorismo, pero también lamentablemente la convivencia, debemos de seguir solicitando que todos los asesinos sean detenidos y cumplan su condena integra; por eso seguiremos luchando.

Consuelo Ordóñez nos contó que se entrevistó con el asesino de su hermano y salió diciendo: “Este hombre no se arrepiente de nada”. Y es verdad; Valentín Lasarte no sólo no se arrepiente, sino que en los juicios miente para proteger a sus amigos asesinos que siguen por ahí disfrutando de libertad. A ella la obligaron a ir a esa entrevista y mirar a los ojos a esa persona por si detectaba algún atisbo de arrepentimiento… El verdadero arrepentimiento sería que nos contaran todo lo que saben de los asesinatos. Hay 326 familias que no saben quién y por qué mataron a sus familiares.

El traslado de Bolinaga fue sólo un acuerdo para que una cárcel vasca, gestionada por un Gobierno vasco, hiciese lo que más le convenía a él. Al asesino. Se mueven los hilos para que ellos puedan tener oportunidades. Que no se nos olvide que, tras el pulso que mantuvo el asesino De Juana Chaos con el Gobierno de Zapatero, después de los meses y ya recuperado, él está en paradero desconocido, disfrutando de la vida. También hemos pagado los españoles a una pareja de asesinos que cumplen condena un tratamiento de fertilidad para que pudiesen concebir niños. Y tenemos muy presentes los continuos pulsos de Otegi a nuestros líderes…

Y todo, ¿para qué? Las familias que destrozaron, las personas que secuestraron, ahora, después de ese calvario, tienen que ver a los asesinos en las instituciones.

El único final para ETA es la derrota.

Que sean los vencidos.