Ataque a la donación de sangre: discapacidad espiritual II

Por María Luz Simón González

Estoy pensando escribir un libro en el que en cada capítulo se exponga una manifestación de esa discapacidad espiritual que tanto aqueja a la izquierda. No es un signo patognomónico del pensamiento asociado a la izquierda, pero sí sería un criterio mayor si estableciéramos una escala diagnóstica de “ser de izquierdas”.

El problema al que hoy hago referencia daña la donación de sangre. La donación de sangre altruista es la forma más segura para obtener componentes sanguíneos para transfusión. No todos los países se lo pueden permitir, pero en España el 100% de la donación es altruista desde hace 30 años. En Madrid se necesitan más de 240.000 donaciones al año para que todos los pacientes que precisen una transfusión sean tratados de forma correcta. En el año 2015, el Centro de Donación de sangre de Cruz Roja de Madrid, que trabaja en este campo desde 1960 como centro de donación y desde los orígenes de la donación en Madrid como entidad de ayuda sanitaria, obtuvo 116.000 donaciones en la Comunidad de Madrid. Después de las colectas estas donaciones se transportan al Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid (CTCM) para su transformación en componentes sanguíneos y posterior distribución a todos los centros sanitarios que lo precisen en Madrid.

Pues bien, en varios Ayuntamientos dirigidos por Podemos y con el apoyo del PSOE o a la inversa, se ha decidido que no se pueden realizar colectas de sangre en autobuses de Cruz Roja instalados en su término municipal. El motivo argumentado es que no les gusta el convenio de 2013 entre el CTCM y Cruz Roja por el que toda la donación que se realiza en la Comunidad se procesa en el CTCM (Anteriormente Cruz Roja realizaba el procesamiento y distribución de las unidades que extraía). No les gustó por las implicaciones laborales que esto suponía a personal del CTCM que finalmente ha sido reubicado y no les gusta porque supone colaborar con una empresa privada, aunque esa empresa sea la ONG no adscrita a la iglesia más antigua de nuestro país, pero que como es lógico precisa realizar ingresos para pagar al personal que allí trabaja, los autobuses, el combustible, etc.

El mencionado convenio ha permitido la centralización de datos de todos los donantes con su efecto sobre una mayor seguridad del proceso; se ha conseguido el autoabastecimiento en componentes sanguíneos en la Comunidad de Madrid, lo que permite un ahorro económico y garantizar que las necesidades serán cubiertas adecuadamente; la centralización de la cadena transfusional favorece que se desarrolle de forma más segura y eficiente para los pacientes.

Poco importa a estos Ayuntamientos poner en riesgo un tratamiento que es vital para muchos pacientes de nuestra Comunidad. Tampoco importa que la viabilidad económica de la Cruz Roja se ponga en peligro y esto conlleve desviar fondos de otros proyectos solidarios a este Centro de Donación.

Nada les detiene si con ello dan un paso más hacia la destrucción de las actividades privadas de nuestra Comunidad. Debe ser que lo público es “bello” como las arrugas en los 80 y lo privado provoca en su mente los monstruos de la abstinencia revolucionaria.
Debemos despolitizar la Sanidad, pero cuidado, eso no significa que dejemos la puerta abierta a los que nunca están dispuestos a despolitizar nada, a aquellos para los que es más importante la defensa del contrato de profesionales que los pacientes para los que trabajamos, aquellos para los que la demagogia es la fuente inagotable de ideas que destruyen los cimientos del mundo si hace falta, con tal de dominar a los individuos.