Jubilación y pensiones, brevísimo

Por Ángel Zurita

Cada vez con mayor frecuencia nos llegan mensajes acerca del inminente fracaso del sistema de pensiones. Soy consciente de que cuando me llegue la etapa jubilar tendré que apretarme un poco más el cinturón, pero a pesar de ello no temo tener que ponerme palma arriba a la puerta de una iglesia. Me ratifica en ese criterio el comentario de un amigo muy próximo, funcionario. En su caso la retención por IRPF representó en el último mes el 26,90 % de los ingresos brutos, por concepto de sanidad se le detrajo otro 1,01 % y por el de derechos pasivos el 2,30 %.

Doy en pensar, sin referirme al recurrente asalto al Fondo de Reserva de la Seguridad Social, en qué pasaría si llegara el momento en que las aportaciones de los activos no fueran suficientes para cubrir las pensiones. Supongo que la solución pasaría por el aumento en el porcentaje de aquellas o por establecer un sistema mixto en el que las jubilaciones también se atendieran vía impuestos, lo que implicaría el aumento de la presión fiscal.

Si ese momento hubiera llegado, en función de su destino, mi amigo daría por bien empleado que las detracciones de sus ingresos, vía impuestos o vía derechos pasivos, aumentaran 1, 2, 3 o los puntos que fueran razonablemente necesarios para atender ese estado al que con el tiempo le llegará la hora de acogerse.

Siguiendo en los mismos términos actuales, lo que le preocupa no es el 3,31 % que le cuesta mes a mes la sanidad y la expectativa de júbilo, sino el 26,90 % destinado a otros conceptos, que se le antoja manifiestamente mejorable y reducible. Coincido con él.