Por Jesús Vicioso Hoyo, @jesusvicioso
Muchos amigos que son votantes de Podemos, de esos lugares sin ‘confluencias’, me han reconocido incontables veces que no están de acuerdo con lo de defender el derecho a decidir y el referéndum independentista catalán, eso que su partido defiende a capa y espada, incluso más que otras cosas. “Pero es que lo otro…”, me dicen. Lo otro, claro está, es todo lo demás que proponen los de Pablo Iglesias. Sin embargo, lo dicen con un ‘pero’, nexo adversativo, conscientes del disparate de que se pueda independizar una tierra a la que emigraron sus padres y abuelos porque no había pelas, por ejemplo, en estos campos de Jaén.
Al intentar rebatirme, siempre acaban diciendo que hay posibilidad de que salga el ‘no’. Que en las últimas elecciones los del ‘no’ ganaron al ‘sí’. Y yo, que me imagino sacando el pasaporte para enseñarlo en la frontera catalana en un hipotético caso, recuerdo con humor aquella frase que puso de moda José Mota: “Pero… ¿y si sí?”.
Porque lo que nunca responden aquellos defensores del referéndum secesionista es qué pasaría después. Defender algo sin defender posibles consecuencias es algo incongruente. Es como si alguien defiende que no se paguen impuestos. Pues muy bien, ¿pero de dónde sacas el dinero para los hospitales, para los colegios, para las bombillas de las farolas de las calles?
Por eso, los que defienden el derecho a decidir (no sé por qué sólo lo defienden entre comunidades y no, por ejemplo, entre barrios o calles de un mismo pueblo, la teoría aducida se debería aplicar a todo, ¿no?) no pueden decir “pelillos a la mar”. ¿Y si sí sale el ‘sí’ por mucho que se diga que ellos, los del ‘derecho a’, defienden el ‘no’? ¿Cuál es su propuesta ante ese escenario? ¿Cómo solucionarían un escenario de ruptura total?
Confío en que su respuesta al ‘¿y si sí?’ no sea descuentos en la expedición de pasaportes.