El orgullo de Rivera y la vergüenza de Podemos

El líder de Podemos, Pablo Iglesias/Juan Carlos Hidalgo/EFE

El líder de Podemos, Pablo Iglesias/Juan Carlos Hidalgo/EFE

Por Guillermo Passas Varo

Esta mañana, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, hablaba de la falta de compromiso de Ciudadanos con el asunto de los refugiados, en alusión a la postura del partido liberal acerca de la racionalización de la cartera de servicios sanitarios, que bien parece haberse quedado en una mera mención de campaña.

Por sus palabras, el líder del partido morado parece ignorar la lucha del grupo liberal en el Parlamento Europeo, el grupo de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa. En palabras de su portavoz, el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt, es crucial una respuesta europea a esta crisis, siendo este el prefacio de su agenda de siete puntos, cuya finalidad es favorecer el libre tránsito de personas dentro de la Unión Europea y proveer de recursos a los demandantes de asilo político.

Del mismo modo, el grupo liberal en el Parlamento Europeo se ha opuesto frontalmente a las deportaciones mientras el Gobierno de Turquía no cumpla los requisitos legales necesarios contenidos en la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, habiendo además criticado el acuerdo en numerosas ocasiones.

El discurso de la familia comunista europea, a la que pertenece Podemos, parece querer liderar el progresismo en cuanto a refugiados por Gibraltar, pero en el Bósforo sostiene un discurso muy diferente. Alexis Tsipras, partido gobernante en Grecia que tiene por bandera Podemos, ha sido un firme defensor del acuerdo con Turquía, un firme defensor de las deportaciones masivas a Turquía, ignorando las no pocas complicaciones que respecto a la defensa de los derechos humanos se han reflejado en el acuerdo.

Es más, la actividad del grupo de Podemos en el Parlamento Europeo no ha hecho sino dificultar la posibilidad de llegar a acuerdos entre todas las fuerzas políticas del hemiciclo. Su aparente preocupación humanitaria dista mucho de la realidad a la hora de tomar decisiones, pues su euroescepticismo visceral impide que puedan siquiera admitir una aproximación a las posturas efectivas sostenidas en todo momento por el grupo de ALDE.

Pedro Sánchez se debe sentir orgulloso de haber llegado a un acuerdo con un partido político que pertenece a la familia política europea que más ha luchado para obtener una respuesta común y efectiva ante la crisis de refugiados, la familia liberal, y debería huir de quienes fingen ser los más comprometidos con los derechos humanos en España, pero que más al este defienden deportaciones masivas y situar a los refugiados en las mismísimas puertas del Daesh.

Porque el populismo es hipócrita y mentiroso, y defiende todo aquello que aparentemente pueda destruir la postura de cualquiera de sus rivales en el escenario, pero tras los bastidores no tienen problemas en empaquetar a refugiados por la fuerza y deportarlos en un tren a las fauces del enemigo, como si se tratara de una caravana de la muerte.

Albert Rivera no tiene por qué irse a Venezuela para criticar a Podemos, basta con irse a la Unión Europea, donde mientras el grupo de ALDE (Ciudadanos) hace todo lo posible para lograr una respuesta efectiva ante esta crisis, el grupo de GUE-NGL (Podemos) se dedica a hablar de derechos humanos mientras Tsipras se quita de encima a los refugiados como si fueran alimañas con el beneplácito de sus socios estratégicos Merkel y Erdogan.

Sobre refugiados, Pablo Iglesias tiene mucho que callar.