El fracaso de la integración de migrantes en la Comunidad de Madrid

El Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid/Javier Lizón/EFE

El Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid/Javier Lizón/EFE

Por Ramónde Marcos Sanz, Sociólogo y Licenciado en Ciencias de la Información

Los sucesos acaecidos en Madrid el pasado fin de semana en donde un joven resultó asesinado en Sol en peleas entre bandas latinas y donde 16 personas, 14 de ellas policías, resultaron heridas al ser atacados por un grupo de dominicanos, ponen de relieve el fracaso del modelo de integración de la migración en la Comunidad de Madrid.

La Comunidad y Ayuntamiento de Madrid, que disponen de la mayoría de las competencias, siguen sin entender a qué se refieren cuando hablan de integración, cuales son hoy las barreras para que se dé ese proceso, cómo se remueven esas barreras, y cómo se articula el acompañamiento para que se facilite la integración.

Para dar luz, avanzo algunas de las nuevas barreras emergidas en el proceso de integración, tanto las exógenas como las endógenas.

Entre las exógenas, citaré cuatro principales: el avance de las comunicaciones, (el hecho de poder desplazarte fácilmente a tu país por el abaratamiento del transporte), la mutación de los sistemas de comunicación (telefonía móvil, internet, redes etc.), la eclosión de sedes e instituciones religiosas propias de los países de origen, y la proliferación de actividades, promovidas por sus embajadas, iglesias y fundaciones.

Las barreras exógenas van a dificultar el proceso de integración en el país de acogida, pues facilitan el mantenimiento de los lazos con los países de origen, de forma real y virtual. Este hecho le va a exigir al migrante un plus más de voluntad y de esfuerzo a la hora de aceptar, antes de adoptar, los principales valores que impregan su nueva sociedad.

En cuanto a las barreras endógenas citaré también cuatro de las principales: la concentración espacial y guetización de algunas comunidades, (el barrio de Tetuán con los dominicanos es un claro ejemplo de ello), la carencia de políticas de acompañamiento de las migraciones a medio y largo plazo, la tolerancia de los intolerantes (facilidad con que se instalan en nuestro país, representantes políticos, religiosos, y sociales que profesan valores excluyentes de la democracia y de los derechos humanos, sin que se tomen medidas de defensa de los valores democráticos), y la rotura del mecanismo de inserción laboral (sólo el trabajo y la capacidad de consumo permiten la integración en las sociedades post modernas, pero es el trabajo el único que da dignidad a las personas y les permite realizar un proyecto de futuro en el nuevo país).

En estas cuatro barreras endógenas, sí tienen responsabilidad tanto los políticos como los técnicos de las administraciones, y es hora de empezar a pedir cuentas sobre ello.

En relación a la aparición de guetos, está en manos de las autoridades el llevar a cabo políticas que de modo preventivo impidan su aparición. Desmontar los guetos siempre va a resultar mucho más costoso y difícil.

En lo que se refiere a la ausencia de políticas de acompañamiento, la actual estructura del tipo de ayudas no ofrecen garantías para la creación de equipos interprofesionales, no fomentan la acción voluntaria ciudadana (que incluye a los migrantes) para corresponsabilizarse, con las más variadas instituciones, públicas o privadas, en el desarrollo de la intervención local comunitaria.

En relación a la tolerancia con los intolerantes, el ejemplo de Alemania nos valdría en cuanto a líderes religiosos y políticos se refiere, el que tuvieran que ser formados en España, y estuvieran obligados a compatibilizar las enseñanzas religiosas o ideológicas con el sistema democrático, mejoraría la situación.

En lo que se refiere al empleo, los gobiernos deben plantearse cambios radicales en esta materia, e innovar mucho, si se quiere romper la alta prevalencia del paro de las estadísticas madrileñas: De un total de 5.249,80 (en miles) madrileños de 16 y más años que comprenden la Población Activa, 3.410,75 de ellos son población ocupada en Madrid. Representa el 64,96%, según el Instituto de estadística de la Comunidad de Madrid, referidos al segundo trimestre del año 2015.

CONCLUSIÓN

Se necesitan cambios drásticos en el abordaje del proceso de integración de los migrantes en la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid. La aparición de conflictos se debe, en gran parte, a que tanto la clase política como los grupos técnicos que acaparan las administraciones carecen de consciencia de su responsabilidad en estos hechos.

El que la Política no contemple, desde una entidad independiente, el realizar y hacer público, al finalizar el año, una evaluación económica y social de todos aquellos que gestionan dinero del contribuyente, sigue dejando a los políticos y técnicos de las administraciones la responsabilidad de estos temas, que ya hace tiempo han escapado de sus manos, y que revierten negativamente en una ciudadanía que asiste estupefacta al deterioro de la convivencia ciudadana.