Carta abierta al Consejo del Poder Judicial

Por Ángel Alonso Pachón

Sr. Director:

No soy letrado. Soy, simplemente, un señor mayor al cual enseñaron cosas tan sencillas como: Libertad y Derecho.

Amigo de la lectura, he visto cómo esos conceptos han sido desarrollados hasta la saciedad retórica cansina, para terminar todos diciendo: “Mi libertad termina donde comienza tu derecho” o lo que es igual, “tu derecho termina donde comienza mi libertad”… más o menos.

Me educaron en el respeto, “libre” a la justicia, en el respeto “íntegro” al individuo y en el respeto “total” a la normativa social asumida.

Ahora, señores miembros del Consejo del Poder Judicial, me sorprende como las “redes” sociales han asfixiado al individuo, han coartado la libertad y han retorcido, a conveniencia de cada cual, las normas de convivencia establecidas.

Antes, con gorro municipal, trompetilla y tamboril, el pregonero, oficialmente seleccionado, manifestaba a todo el vecindario lo que la autoridad decidía que debía ser conocido, comenzando siempre así: “De orden del señor alcalde se hace saber…”

Hoy, señores del Consejo del Poder Judicial, no hacen falta ni títulos ni nombramientos. Las noticias corren como la pólvora, existen los “porteros”, gráficos o no gráficos, que, con frase parecida al pregonero, vociferan en los porteros automáticos de internet: “Algo ha pasado; viene la guardia civil; han desmantelado el portal de al lado; ya lo había advertido yo”… Y corriendo, va a echar una mano a su compañero de la finca colindante… La pela es la pela y el redondeo cuenta de resultados.

A esto, señores magistrados, es lo que se llama, hoy día, “SECRETO DEL SUMARIO” y en la calle de al lado del Tribunal “LEY DE PROTECCIÓN DE DATOS”.

¡Cómo ha cambiado el cuento!