Ideas políticas

Arnaldo Otegi/EFE/Javier Etxezarreta.

Arnaldo Otegi/EFE/Javier Etxezarreta.

Por Alejandro Pérez-Montaut Marti, @alejandropmm

Día 1 de marzo de 2016. Otegi abandona la prisión de Logroño tras seis años y medio de condena. Entre gritos y vítores, su gente le recibe a la salida del centro penitenciario. Un hashtag tuitero para ambientar el romántico reencuentro con ex-miembros de ETA y dirigentes abertzales. Y como no podía ser de otra manera, el secretario general de Podemos lanzó su tuit de gloria.

"La libertad de Otegi es una buena noticia para los demócratas. Nadie debería ir a la cárcel por sus ideas". Con este insulto a las más de 800 víctimas que se cobró la banda terrorista ETA, Iglesias abrió la mañana del 1 de marzo. Me pregunto qué entenderá el vicepresidente del gobierno del cambio por "ideas". Una idea es aquello que defendemos con la palabra, diálogo y confrontación dialéctica, todo lo contrario a lo que practicaron Otegi y los suyos. Arnaldo Otegi fue condenado por intentar reconstruir la ilegalizada Batasuna bajo las directrices de ETA, banda que asesinaba y amenazaba a la sociedad española. Por ello, esa banda puede ser calificada de antidemocrática, pues no acepta la palabra y el rechazo del pueblo, que recordemos, es soberano. Hoy, el terrorista Otegi sale triunfante y sonriente de prisión, sin un ápice de arrepentimiento en su rostro. Secuestró, cumplió condena e intentó patentar el resurgir de aquello que durante tanto tiempo hizo tanto daño. Con un puño alzado y acusador, Otegi denunció que en nuestro país hay muchos presos políticos. Todo ello arropado presencial y virtualmente por diversos políticos, entre otros Anna Gabriel, la dirigente de la CUP que fue a Venezuela en un avión del gobierno a no sé qué.

Por lo menos, en la puerta de la cárcel se encontraban personas con reconocida afinidad por ETA. Sin embargo, Iglesias celebra la liberación de un terrorista disfrazado de demócrata con un traje ya demasiadas veces remendado y con visibles y descarados agujeros.

Empiezo a pensar que Iglesias tiene una percepción errónea de lo que supone realmente la democracia. Desde Podemos dan la cara por muchas personas que supuestamente defienden pacíficamente sus ideas. La dan por Alfon, aquel joven que en una manifestación fue detenido por portar explosivos en una mochila. Solicitan con cierta periodicidad su libertad como si de un mártir se tratase, sin ser conscientes de que lo que ellos están defendiendo constituye un delito y debe ser castigado. Defienden al terrorista que secuestró en su día a un hombre, apoyaba asesinatos y militaba en una banda armada, sin ser conscientes de que lo que hizo hace más de seis años constituía también un delito. También ejercen la abogacía con varios polémicos miembros de sus filas, como el concejal Pablo Soto, que pidió en su día empalar a Toni Cantó. Entiendo pues, que si para ellos Pablo Soto defendía una idea al pedir el empalamiento del ex-diputado de UPYD, considerarán también que Arnaldo Otegi defiende otra idea al apoyar los asesinatos de una banda terrorista. Quizá lo que falla es el concepto, e Iglesias defiende aquello que realmente no entiende.

Lo que no logro entender es por qué votan en contra de la liberación de los presos del régimen venezolano falsamente acusados de golpistas. Leopoldo López está encarcelado, y, que yo sepa, defiende sus ideas de una manera mucho más democrática de lo que lo hacen algunos mal llamados políticos en nuestro país. Ellos luchan por la caída de un régimen que lleva años empobreciendo a un país tan rico y con tantos recursos, y lo hacen de forma pacífica, sin embargo, el miedo de Nicolás Maduro a perder el poder, hace que los encarcele para así poner punto y final (o silenciar) al problema. Iglesias y compañía miran para otro lado ante los reiterados ataques a la democracia por parte del régimen venezolano. Y hacen oídos sordos porque tienen mucho que callar, ya que de no ser así, pedirían la libertad de los presos políticos de Venezuela. Favores que supongo que hay que pagar de alguna manera, también a la banda terrorista ETA. Así es, Podemos recibió dinero por crowfounding de la formación Sortu, a la cual debe entonces rendir pleitesía desde nuestras instituciones, donde por desgracia y gracias al engaño, tienen sólida y viva voz.

Hoy, gracias a Pablo Iglesias, me he dado cuenta de que no soy demócrata, pues para mí la salida de Otegi no es buena noticia, simplemente es justa pues ha cumplido la condena pertinente.

No, señor Iglesias, las ideas se defienden en las urnas, no matando ni haciendo uso del terror. La batalla política se gana con el debate, sin necesidad de revivir a una banda terrorista.

El que coarta libertades y las arrebata sin piedad es un miserable, pero no dista mucho de él aquel que apoya esas antidemocráticas y mezquinas prácticas.