Los Títeres de Carmena

Por José María Arévalo Miguel

(Desde el otro lado del Duero)

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, gracias al socialista Carmona, quedará para la posteridad como lo que es y ha venido a hacer a Madrid. Apoyada por los socialistas y podemitas, a Manola, como era conocida por sus camaradas comunistas, pretenden hacerla pasar a la historia como sucesora de otro mito de la izquierda, el mentiroso "viejo profesor" -del que no se recuerda más que la frase de la juventud de la "Movida madrileña" animándoles a "colocarse", y no en un puesto de trabajo: "¡el que no esté colocado, que se coloque... y al loro!"- e inmortalizarla cual icono-pop de Warhol, de estar vivo todavía.

Pero tras la toma de poder en el ayuntamiento de Madrid, los podemitas y su Carmena están realizando lo que mejor saben hacer los revolucionarios: demoler y anular los planes de los que ellos llaman burguesía, viejos partidos o bunkers, y crear una nueva sociedad que tendrá que ser educada, incluso desde sus más temprana edad por los que Marx llamo "ingenieros de almas". Que no son otros que los que llaman al mundo de la cultura popular o del pueblo, y que serán los encargados de fabricar "el hombre nuevo", arrancándole de sus más profundas raíces, las judeo-cristianas, forjadoras de la cultura más libre, prospera, avanzada y con mayor estado del bienestar conocido. La cultura occidental.

Para algunos puede resultar un descuido o un simple error el que no pusiesen los tradicionales Belenes de Navidad, o que la Cabalgata de los Reyes Magos fuese un esperpento caro y ridículo donde los niños desilusionados lloraban, o que mantengan como concejal de cultura a Guillermo Zapata, que se dedica a hacer chistes antisemitas y de mofa contra las víctimas del terrorismo, o que la responsable de la Concejalía de Cultura, Celia Meyer -no confundir con la gran Celia Gámez-, se dedique a borrar de la memoria al que fue presidente de Cruz Roja Internacional, Enrique de la Mata Goristizaga, o a volver a martirizar la memoria de los ocho jóvenes carmelitas vilmente torturados y fusilados por las izquierdas en la guerra civil, eliminando la placa conmemorativa en recuerdo de tal genocidio.

Seguramente que si un concejal suyo hiciese algún tipo de degradante chiste -libertad de expresión llaman ellos a este tipo de basura de expresiones- sobre el asesinato de los abogados de Atocha, Manola Carmena, que fue la única abogada que se negó a defender a uno de los últimos asesinados por el franquismo, según cuenta Pedro J. Ramírez en uno de sus libros, dudo mucho que le mantuviese en algún puesto.

Su penúltima función ha sido la contratación de un espectáculo de títeres para niños a una compañía en cuya obra se hacía apología de la ocupación, se representaba el ahorcamiento de un juez, la muerte de un guardia civil, la violación de una monja que luego pretendía abortar clavándose un cuchillo en el vientre, y como gran colofón, una pancarta en la que se leía "Gora Alka-ETA", en clara apología de las bandas terroristas Al Qaeda y ETA.

Estos tipos de actos no son descuidos de los responsables de la Concejalía de Cultura, o del de turno. Con el apoyo del socialista Carmona, Carmena y los podemitas han "asaltado" el poder del Ayuntamiento de Madrid para derrumbar la vieja sociedad y erigir una completamente nueva guiada por estos "ingenieros de almas", que se encargaran de fabricar al "hombre nuevo", el siervo consentido.

Es otro tipo de sociedad que allí donde se ha impuesto solamente ha creado pobreza, miseria, siervos y Gulag. En su versión más moderna se pueden comprobar sus resultados, en sus distintas versiones, en la dictadura de Venezuela, de Cuba, de China, o de Corea del Sur. Pero para imponer a las masas su idílico y científico paraíso en la tierra, antes tienen que eliminar la "vieja sociedad", su cultura judeo-cristiana, cualquier tipo de individualismo, y cualquier vestigio o recuerdo de libre mercado.

Iban a limpiar las calles de Madrid, y la ciudad está más sucia y guarra que nunca. Iban a terminar con los niños que pasaban hambre, y esto no era Biafra. Iban a crear empleo de calidad, y expulsan a los grandes inversores con los que se podían crear cientos de miles de empleos y evolucionar y hacer más sostenible la ciudad. Iban a terminar con el enchufismo en los cargos públicos, y no hay cargo púbico de ellos que se precie que no coloque a varios de la familia o colegas ocupas. Han venido a imponer a Madrid y a los madrileños su religión para arrastrarles a su paraíso ocupa, y los ideológicos títeres de Carmena iluminaran y serán la guía de la "nueva sociedad". Pasen y tomen asiento. Ha comenzado la función.