Un buen comienzo, un gran final

Por Ángel Alonso Pachón

Sr. Director:

La democracia suele traer el aburguesamiento de muchos políticos y por ello el camino inexorable hacia la corrupción.

Mi querido profesor de historia solía repetir hasta la saciedad: “subirse al carro del poder es relativamente fácil, saber llevar las riendas ya no es tan fácil, pero bajarse voluntariamente del carro es muy difícil porque los cargos se apegan de tal forma a la piel que uno no sabe vivir sin que los demás le miren desde abajo”, y seguía: “la verdad es que el poder corrompe pero mucho más, querer escalar sin esfuerzo, con un cohete en el trasero”.

Un buen comienzo, en las circunstancias actuales, sería dejar de lado todo lo relativo a la corrupción y desterrar para siempre “el tú más”. Plantearse conocer, como en un partido de futbol, quién y cómo es el contrincante a ganar y dibujar las estrategias posibles para el partido.

Comenzando de ese modo conseguiríamos una cosa muy importante: ser hombres de Estado y trabajar como tales, sabiendo de las dificultades y de los reveses que vendrán. De ese modo tendríamos un gran final: Paz, unidad y prosperidad.

Señores políticos, el que no haya pecado que tire la primera piedra y los que hayan pecado levanten la vista y con honradez pidan disculpas.

Mi profesor terminaba siempre del mismo modo: “lo escrito, escrito está… y si todo es mentira, mejor es tirar el libro a la hoguera y hacer confesión… a lo contrario se le llama populismo demagógico”.