Nacionalismo sin freno ni marcha atrás

Por José María Arévalo Miguel

(Desde el otro lado del Duero)

Ni en sus mejores sueños los nacionalistas se hubiesen vistos en unos momentos de euforia como éstos en los que después de cuatro años de inacción y consentimiento por incomparecencia del Gobierno de España -con mayor poder nacional, autonómico y local jamás alcanzado por Gobierno alguno en democracia- a sus afrentas y hechos consumados, se ven, más cerca que nunca, en la recta final del viaje hacia su "Ítaca" prometida con un horizonte donde un más que posible Gobierno de los socialistas, podemitas y nacionalistas les propiciará el espaldarazo necesario hacia el último hecho consumado, sin ni siquiera haber actuado la justicia ni el Gobierno del Partido Popular frente al "golpe de estado a cámara lenta" que viene ejecutado el nacionalismo catalán.

Parafraseando al presidente del Tribunal Supremo que dijo que "la ley actual está pensada para el robagallinas, no para el gran defraudador", se podría decir, que ni para los nacionalistas golpistas. Es la enésima vez que los nacionalistas se pasan por la entrepierna las sentencias del Tribunal Constitucional contra las leyes y actos consumados por el Gobierno Autonómico nacionalista de Cataluña contra los catalanes no nacionalistas y el resto de españoles, y nadie paga por ello. Al contrario, el Gobierno Popular, en su "estafermismo", les facilita la munición necesaria, en forma de miles de millones de euros contantes y sonantes de todos los españoles, a través de la creación del Fondo de Liquidez Autonómica, con la excusa de que no entregar al nacionalismo catalán esos miles de millones -que luego emplean en su proceso independentista mientras que, a más a más, dejan de pagar servicios como sanidad y farmacias, para pedir más millones- sería "tomar a los catalanes como rehenes políticos".

En este estado de éxtasis nacionalista, viendo que sus actos inconstitucionales consumados carecen de la correspondiente condena judicial y la injustificada aplicación de la Constitución por parte del Gobierno de España, tras superar ampliamente el déficit por tercer año consecutivo, jactándose además de no haberlo cumplido ni de cumplirlo en el futuro, anuncian que en la hoja de ruta independentista "no habrá ni un paso atrás" y que continuaran con mayor determinación en la inminente tramitación de las tres leyes de "desconexión" del Estado en próximas fechas, además de ejercer las competencias previstas sin "renunciar a hacer toda esta tarea exterior, como hemos hecho hasta ahora", aunque las leyes independentistas sean impugnadas y eventualmente anuladas por el TC.

Con todos los vientos a favor del nacionalismo catalán, y viendo que una de las tres leyes inconstitucionales que pretenden aprobar incluirá una Constitución catalana "provisional y muy básica" con vigencia hasta que se apruebe la Constitución "definitiva" en un inminente referéndum, para que "la transición sea suave", el nacionalismo vasco ha comenzado a sumarse a los actos inconstitucionales por el nulo precio judicial y legal a pagar, y anuncia que también van a tramitar una ley de consultas para decidir sobre su futuro político, económico y social sin "imposiciones del estado Español".

A este "estafermismo" gubernamental en la aplicación de las leyes para suspender el FLA o aplicar el art. 155 de la Constitución Española, se ha sumado recientemente la alegría dada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña -TSJC- a los nacionalistas al no apreciar delito en la declaración de ruptura del Parlamento catalán del 9-N, dictando que un acto golpista al no constituir un "alzamiento violento" no entra en el ámbito penal, por lo que no se pueden "equiparar los alzamientos violentos, desordenados u hostiles con los actos ilegales e inconstitucionales". Pudiendo comprobar con impotencia los españoles constitucionalistas como se alinean con el totalitarismo y golpismo nacionalista todas las fuerzas de una sociedad enferma, y viendo como todos los poderes se alinean en la misma dirección y sentido del nacionalismo, cual virutas metálicas alineadas hacia un polo, cuando se las aplica un imán.

Los nacionalistas en su victimismo siempre buscan el momento y el Gobierno más débil para poder actuar contra la nación sin consecuencias, y en los últimos cuatro años se han encontrado con todas las facilidades y financiación que han necesitado. Por eso saben que en estos momentos de tremenda dificultad por los que atraviesa España, y en los que se encuentra al borde de un Gobierno Frentepopulista, un Gobierno inerme en estos cuatro años y ahora en funciones no va a despertar de repente contra los actos inconstitucionales consumados de un nacionalismo sin freno ni marcha atrás.