El gran fracaso

Por Alex López Menduiña

Termino de leer, entre exhausto y horrorizado, la misiva que un niño de once años dejó escrita a su familia antes de quitarse la vida. Cómo no esperar entre sus palabras la rabia contenida ante el comportamiento desalmado de sus compañeros de pupitre. Cómo no comprender ese grito ahogado ante la pasividad de esos progenitores demasiado ocupados en sus frenéticas vidas como para inculcar valores cívicos a sus hijos.

Pero todo lo contrario, lo más desgarrador es que la carta rezuma amor, bondad y agradecimiento por parte de un alma que ni siquiera tuvo tiempo de comprender el significado de palabras como odio o venganza. Decía el poeta Leopoldo Panero que sólo en la infancia vivimos, después sobrevivimos. Pero si incluso la inocente niñez se convierte en una pesadilla que no merece ser vivida se constata el gran fracaso de nuestra sociedad y de nuestra condición humana.