Once a cheater

Por Ignacio Canales Montero

Dice el dicho que el que es tramposo una vez lo es siempre. No se me ocurre mejor cita para definir al líder del ‘tres por cent’ y sus herederos políticos. Parece evidente que la relación entre las trampas de los dirigentes de Convergencia y el fervor independentista es directamente proporcional.

Apenas un día necesitó el nuevo jefe del gobierno catalán desde su investidura para nombrar director de Cataluña Radio a su socio. Se trata de un periodista con el que fundó en 2006 la empresa Doble Utopía y en la que ambos figuran hoy en día como administradores únicos. El presidente de la Generalidad mostró su incredulidad al ser preguntado por este asunto en una entrevista en la televisión pública catalana. Afirmó no ver por ningún lado lugar a la sospecha. Poco le faltó para decir algo así como: “Sí, he puesto a dedo a mi amigo, ¿y qué?”. Es el enésimo ejemplo de las corruptelas de Convergencia heredadas de la gran corrupción del caso del 'tres por cent'. ¿Me dirán que no merece la pena pasar por alto las desvergüenzas de los políticos catalanes si en el horizonte se atisba la ansiada independencia? Dicen que el fin justifica los medios y el proceso no será menos en toda esta historia. El proceso es capaz de todo, incluso de que el partido más izquierdista de España acceda a investir al hijo político de Mas, que pertenece al partido que mejor ha encarnado hasta ahora el famoso ‘capitalismo de amiguetes’, el de las empresas al servicio de un clan que ha saqueado al pueblo catalán.

Una vez dispuesto a vulnerar las leyes fundamentales de un estado de derecho y amparado por esa impunidad justificada por el objetivo independentista, ya puede uno dar rienda suelta a todo tipo de triquiñuelas. Puede incluso hacer trampas al solitario iniciando un proceso independentista a pesar de haber perdido el plebiscito planteado en unas elecciones autonómicas. Lo dicho: Once a cheater, always a cheater.