Simla Simlibus Curantor

Por Sigfrido Samet

Pedro Sánchez quiere que gobierne una coalición progresista. Sería una excelente idea... si fuera posible. Lamentablemente, no lo es.

Einstein cambió radicalmente nuestra concepción del universo (lo cual tuvo enormes consecuencias prácticas). Bill Gates facilitó de tal manera el manejo del ordenador, que su uso se difundió y transformó nuestra manera de aprender, de comunicarnos y de aumentar el rendimiento del trabajo (productividad) haciendo descender los costos, es decir, aumentando el nivel de vida de todos. Científicos, tecnólogos, filósofos y empresarios, han interactuado durante muchos siglos, y la consecuencia fue mejorar la calidad de vida de la Humanidad. No se propusieron "cambiar el mundo", sino ganar dinero, fama, o satisfacer su curiosidad. Sin embargo, su acción produjo cambios gigantescos, imposibles de alcanzar por todos los políticos del mundo juntos. Lo más que se puede esperar de los políticos, es que interfieran lo menos posible en la actividad de los creadores. Desear el progreso no hace progresar, y a menudo ahoga al progreso. El progreso surge espontáneamente (sin planificación previa), de la acción de los creadores (científicos, tecnólogos, pensadores y empresarios) y no de las ocurrencias de los "progresistas".

Pedro Sánchez podría pactar con progresistas (?) como Podemos, pero nunca con la "derecha". ¿Por qué? ¿Son sinónimos "progresista" e "izquierdista"?. Aunque nunca se define su significado, hasta hace un tiempo "derecha" calificaba a los conservadores e "izquierda" a los revolucionarios. Hitler y Stalin eran ambos izquierdistas, pues no eran nada conservadores, sino que pusieron patas arriba a gran parte del mundo.

PP y PSOE son partidos casi idénticos -ambos son constitucionalistas- aunque se etiquete al PP como "derecha" y al PSOE como "izquierda". En cambio, Podemos y la CUP son partidos antisistema, por lo que no tienen semejanza alguna con el PP ni con el PSOE. Asignar etiquetas nada tiene que ver con hacer análisis político.

En la práctica, aparte de adjudicar etiquetas, es imposible definir quien es de "izquierda" y quien de "derecha". Una de las razones es que estos términos no son categorías políticas. El PP no gobierna mal por ser de "derecha", sino por su debilidad en la acción política y en la económica. Pedro Sánchez no es un mal político por ser de "izquierda", sino por su falta de principios al buscar el Poder a cualquier precio. Parecería querer aplicar la receta de Hahnemann: Simila similibus curantor: el mal del PP se curaría con más PP, siempre que se lo llame PSOE. El enfrentamiento entre ambos partidos no se debe a ninguna razón ideológica, sino a su competencia por el Poder. La "unidad de la izquierda" no tiene significado alguno: es sólo un pretexto para asociar a dos partidos opuestos (Podemos y PSOE).